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En la segunda jornada de la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial, en la que el fiscal puede siete años para joven por un delito de abuso sexual -12 la acusación por violación-, dos psicólogas que la evaluaron han ofrecido sus conclusiones: “no existe motivo para declarar en falso”, han expresado sobre la versión de la chica, que tenía 16 años cuando sucedió el hecho en La Adrada el 1 de mayo de 2016.
La joven, L.M.B., no quería denunciar el hecho y fue tres días después cuando lo hizo, “presionada” por sus amigas, ya que ella tenía “miedo” de que el hecho saliera a la luz y también de sufrir una enfermedad de transmisión sexual.
Las psicólogas han indicado que la joven sufría “sentimiento de culpa” por haberse montado en el coche del acusado, y ante la pregunta de la abogada de la acusación de la veracidad de la versión de la joven han afirmado “no poder decir sí es o no verdad”, pero sí que ofreció “un relato de credibilidad” y se apreció sintomatología relacionada con el hecho denunciado.
El abogado de la defensa ha preguntado a las psicólogas por las imágenes de las redes sociales de las víctimas y han sido tajantes: “no tengo que opinar” y “la existencia de esas fotos no me lleva a nada”, han afirmado.
También han destacado que la joven está “intentando pasar página”: “ya no lo siente como lo sintió en su momento”, han expresado.
Coste emocional
Entre los ocho peritos que han intervenido, una psicóloga del Centro especializado de Intervención en abuso sexual infantil (CIASI) de la Comunidad de Madrid ha apuntado que, seis meses después, la joven sufría estrés postraumático “compatible con una vivencia de agresión sexual” y “sentimiento de culpa”, y ha subrayado que “la forma de afrontar la situación” y el apoyo familiar que tuvo. En este centro recibió tratamiento tres meses y se constató el “coste emocional importante” que la supuso.
Tres forenses han intervenido muy brevemente. Uno de ellos ha señalado que era “normal” el sangrado al ser la primera vez -la joven dijo haberse negado porque era virgen- y ha indicado que los eritemas o enrojecimientos no tenían relación con que la relación fuera consentida o no, así como la “congestión en la zona”.
Por su parte, los dos psicólogos que efectuaron test al acusado, R.R.M., han asegurado que el joven, de 22 años, “no tiene afectada ni la conciencia ni la voluntad”, como tampoco muestra “síntomas síntomas psicopatológicos", o sea, es “una persona estable y opuesta a lo impulsivo y lo hostil”.
Su perfil tampoco se encuadra “con lo que la bibliografía dice sobre rasgos generales de los agresores" y es una persona con “empatía alta”, sin que posea "rasgos antisociales ni narcisistas" ni “poder de capacidad de manipular”.
“Es un chico veinteañero que parece más joven”, han señalado, destacando que se trata de un análisis de personalidad, pero no del hecho enjuiciado. Con la lectura de las conclusiones, el juicio quedará visto para sentencia el miércoles.
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