El ciclo que organiza el poeta abulense José María Muñoz Quirós en la Biblioteca Pública con el título de ‘El Donoso Escrutinio’ ha tenido como invitada a la responsable de la Librería Letras y organizadora del ciclo Literarios, de la Fundación Ávila.

Con cientos de libros que pasan a diario por sus manos y delante de sus ojos, con miles de páginas leídas y después de haber saboreado todo tipo de emociones, al final, como lectora se quedaría con media docena de títulos que ha ido desgranando en su intervención en el ciclo literario.

Y para empezar, no ha querido dejar pasar de largo a un autor que muchos podrían considerar infantil, pero cuyas obras son aptas para todo tipo de edades, ya que el creador de personajes como ‘Momo’ o el Bastian de ‘La historia interminable’ también es el padre literario de ‘Jim Botón y Lucas el maquinista’, que se convirtió en uno de los libros infantiles de la posguerra alemana en la década de los 60 del siglo pasado. Sirvió, además, para consagrar a Michael Ende como autor de literatura infantil y juvenil.

Con ‘El mundo de Sofía’, Jostein Gaarder acerca la filosofía occidental al lector de la mano de una joven que se va descubriendo a sí misma con las preguntas que todo ser humano puede realizarse y sobre las que los filósofos llevan preguntándose desde los inicios del pensamiento. Es, además, el segundo libro que salvaría.

En su lista no falta un autor español, el creador de las ‘Rimas y Leyendas’ que, envuelto en un halo de romanticismo, invita a adentrarse en un mundo onírico y surrealista capaz de llamar la atención de un lector que queda irremediablemente atrapado por la pluma de Bécquer.

Y de ahí, envueltos aún en el misterio, ha saltado a Umberto Eco y su mítica ‘El nombre de la rosa’, novela en la que el semiólogo y lingüista italiano fallecido hace ahora dos años no sólo aborda una historia de intriga y asesinatos que debe resolver fray Guillermo de Baskerville sino también un profundo debate metafísico del que hace gala su autor como filósofo que también era.

La librera salvaría de una quema ficticia otros dos títulos llevados por la pasión: en el primero de ellos, a través del afán creador que impulsa a dador de vida y a criatura en ‘Frankenstein’, de Mary Shelley; el segundo, ‘Ardiente secreto’, de Stephan Zweig, con un peculiar triángulo amoroso.