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Del Martes, 02 de Diciembre de 2025 al Miércoles, 03 de Diciembre de 2025
Día Sábado, 06 de Diciembre de 2025
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La reseña que resumía entonces sus méritos decía:
Ávila ciudad de las tres culturas. Su muralla es una de las mejor conservadas en España y símbolo de la ciudad. La catedral es la más antigua del gótico español y tiene su cabecera inserta en la muralla. Además, cuenta con numerosas iglesias románicas y góticas de gran valor, así como casas y palacios señoriales que potencian su carácter místico-militar.
A propósito de la nueva imposición dignataria que se atribuye a la ciudad, para lo que apenas hubo que hacer muchos esfuerzos, dado el valor artístico de su arquitectura histórica de siglos de antigüedad, se inició una nueva etapa en las relaciones culturales, administrativas, políticas y económicas de la sociedad abulense, aunque insuficiente para la revitalización del tejido sociolaboral e industrial de sus habitantes.
Así, me dice un amigo:
- “A ver si las murallas nos dan de comer”.
Y como por intuición, las Ciudades Patrimonio han organizado recientemente unas jornadas gastronómicas.
Contaba la ciudad en 1985 con unos cuarenta y cinco mil habitantes censados, mientras que actualmente sumamos ya los sesenta mil, pero con una tasa de desempleo muy superior a la de entonces que hoy llega peligrosamente al 25 por ciento de la población activa.
Una parte de la imagen exterior de Ávila parece girar alrededor de nuestro patrimonio cultural.
Desde su designación, la ciudad ha acuñado un nuevo concepto, aunque el mismo nunca fuera ajeno a su historia monumental.
La palabra ´patrimonio´ forma parte del vocabulario popular, pero parece que cuanto más se utiliza más se vulgariza y se vacía de contenido, cosa que hay que evitar.
Rehabilitación, urbanismo, cultura, turismo, promoción, protección, gestión, planes, desarrollo y convivencia ciudadana son algunos conceptos que se manejan sobre el patrimonio que todos parecen defender.
A nuestro patrimonio, que no solo es nuestro pues lo compartimos con la humanidad, le llamamos histórico, cultural y artístico, y de él se ocupa una multiplicidad de interesados.
La ciudad patrimonio se ve entonces afectada por una extensa variedad de actividades que se suceden alrededor de tan noble título, y a este ímpetu debió sumarse el desarrollo necesario de una parte de la ciudad que languidece.
Una parte de la historia reciente de Ávila gira alrededor de su patrimonio y de los aciertos y fracasos en su gestión, los mismos que parecen propios de la evolución de cualquier comunidad.
Coincidiendo con el nuevo título, la Comunidad autónoma se organizó territorialmente en comisiones de protección del patrimonio y creó la figura del comisionado de patrimonio y pronto se creó la agrupación de ciudades patrimonio.
El Ayuntamiento no tardó en crear concejalías de patrimonio, las cajas de ahorros regionales se unieron en la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León para acometer obras de restauración, los jóvenes que trabajan por la difusión del patrimonio pasaron a denominarse Patrimonitos, y los presupuestos de las administraciones públicas incluyeron partidas específicas destinadas al patrimonio.
Al mismo tiempo, en todos estos años proliferaron las revistas especializadas en patrimonio, se empezó a hablar de planes de protección del patrimonio, se desarrollaron programas de rehabilitación del patrimonio, se organizaron congresos y jornadas sobre al patrimonio, etc. Todo un alarde mediático.
Y como contrapunto a la oficialidad surgió en la ciudad la Asociación de Amigos del Patrimonio, voz de una parte de la sociedad civil especialmente sensible y crítica con algunas actuaciones administrativas cuestionables, tanto por acción como por omisión.
En los últimos veinte años, mucho se ha hecho en Ávila por el patrimonio. Ahí están el entorno de San Segundo, el espacio cultural de Los Cuatro Postes, los hornos posmedievales, la peatonalización de calles y plazas, la Casa de Las Carnicerías, el Episcopio, y los conventos de San Francisco y Santa Ana.
La mayoría de los palacios renacentistas han sido rehabilitados y recuperados para la ciudad y el disfrute general, como ha ocurrido con los llamados de los Guzmanes, los Velada, Los Serrano, los Verdugo, los Superunda y Los Águila, uniéndose con ello a los Bracamonte, los Núñez Vela, los Contreras y Polentinos, los Dávila y los Almarza.
Sin olvidar los esfuerzos en la conservación de la Muralla, la catedral y las iglesias románicas y góticas, en la remodelación urbana accesible, y también en la recuperación del patrimonio inmaterial del misticismo y de las tradiciones festivas de las tres culturas y la Semana Santa que incorporan la ciudad monumental como telón de fondo.
Y todavía nos queda mucho por hacer en la recuperación del casco antiguo para morada y fijación de la población y el comercio.
Pendiente sigue la recuperación del antiguo hospital de Santa Escolástica convertido en solar con una magnífica portada en descomposición, la reconstrucción del Monasterio de las Gordillas en ruinas, y la revitalización del Palacio de Sofraga.
Ahora, la crisis económica actual que padecemos atenaza y paraliza la acción de iniciativas privadas y de los poderes públicos y atempera la reivindicación social.
Desde otras posiciones, una parte de la ciudadanía se ha movilizado en varias ocasiones por la defensa del patrimonio histórico abulense en el noble ejercicio de la conciencia crítica, al observar el desigual e incierto resultado de las intervenciones llevadas a cabo en los últimos años.
Ejemplos de movilización lo fueron por la demolición de la desaparecida Real Fábrica de Algodón, por la reforma de plaza del Mercado Grande o con ocasión del desmantelamiento del antiguo cementerio musulmán, lo que demuestra el gran interés y sensibilidad vecinal por su patrimonio, enfrentado, a veces, a decisiones gubernamentales discutibles.
Para defender el patrimonio, se armó el ordenamiento jurídico.
La constitución consagra en su artículo 46 que “los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”.
Luego siguió la Ley de 1985 que dispone que “el Patrimonio Histórico Español es el principal testigo de la contribución histórica de los españoles a la civilización universal y de su capacidad creativa contemporánea”, siguiendo aquí la línea de la ley republicana de 1931 que decía “toda riqueza artística e histórica del país, sea de quien fuere su dueño, constituye el tesoro cultual de la nación estará bajo la salvaguarda del Estado”.
A la legislación del Estado se unió la Ley de Patrimonio Cultural de nuestra Comunidad autónoma, quien además aprueba el Plan PAHÍS para financiar un ambicioso programa de actuaciones de difícil gestión y resultados pendientes de valoración.
El Ayuntamiento, por su parte, se reorganiza con concejalías y servicios administrativos dedicados al patrimonio y se agrupa con otras ciudades patrimonio para su promoción y hacer turismo, a la vez que se dota de un plan especial para la protección de su conjunto con escasos recursos económicos.
La plena actualidad constata que en raro es el día en el que la prensa local no incluye en su noticiero algún titular relacionado con la ciudad patrimonio.
Las noticias son tan dispares como las que dan cuenta de la promoción turística en países lejanos, de los últimos hallazgos arqueológicos, de la ruina de algunos monumentos, de “atentados” contra la cultura árabe o judía, de la actividad policial de protección, de las medidas preventivas contra los riesgos de incendio del patrimonio, de las campañas de promoción, etc.
A modo de ejemplo, algunas noticias publicadas en estas mismas páginas de avilared durante los últimos meses resultan significativas por su diversidad y contradicción:
• Google y la Red de Juderías descubren el patrimonio judío.
• La petición de Patrimonio de la Humanidad para los castros de Ávila sigue paralizada.
• Ávila acogerá el vigésimo aniversario de las Ciudades Patrimonio.
• En la presidencia de la Red de Juderías sin conservar los restos del cementerio.
• La Junta descarta excavar el cementerio judío.
• La Junta anuncia un Plan Específico de Seguridad del Patrimonio.
• Mayores por el patrimonio.
• Gastronomía de las Ciudades Patrimonio en Barcelona.
• Rutas por la ciudad para celebrar el Patrimonio Mundial.
• Las Ciudades Patrimonio se promocionan en EE.UU.
• Ávila, en un congreso sobre accesibilidad en el patrimonio.
• Las Ciudades Patrimonio crean una gerencia con sede en Ávila.
• Promoción de las Ciudades Patrimonio en la India.
• Paradores apoyará la promoción de las Ciudades Patrimonio.
• El Grupo de Ciudades Patrimonio preparará un plan estratégico.
• Patrimonio autoriza con condiciones reformar la Casa de Misericordia.
• Promocionan las Ciudades Patrimonio con su gastronomía.
• Todo el patrimonio de Castilla y León.
Los titulares reseñados derivan en reflexiones encontradas que demuestran la beligerancia del nuevo título de la ciudad, donde, según unos, parece que prevalecen acciones más propagandistas y promocionales que efectivas, más mediáticas que realistas, más administrativas que revitalizadoras, más burocráticas que eficaces, más turísticas que culturales, más teóricas que productivas.
Los noticieros prueban que el patrimonio acrecienta las relaciones de paisanaje de los abulenses, aunque no siempre existe unanimidad en la interpretación de su significado y los compromisos que se derivan de ello, y sí ante la necesidad de su preservación como identidad cultural.
Y todo ante la indiferencia de los que demandan empleo, o de los que tienen que abandonar la ciudad para buscar trabajo, o de los “pobres” que acuden a las parroquias o centros asistenciales, o de los sin techo, o de los que no vislumbran un esperado bienestar.
Ciertamente, cuesta relacionar patrimonio con desarrollo económico en una parte de la población necesitada de servicios básicos, y es que, a veces, la cultura no se entiende como una actividad productiva.
A pesar de los avatares y penurias de esta crisis, debemos mantener una especial querencia reivindicativa por la protección de nuestro acervo cultural como causa por la qué luchar.
El patrimonio forma parte del lenguaje cotidiano de la ciudad y todos apostamos por él, y enorgullece saber que muchos jóvenes universitarios se aplican en una extensa oferta académica sobre cursos y máster dedicados a la gestión y protección del patrimonio histórico.
Ojala que las nuevas apuestas encuentren aquí novedosos yacimientos de empleo que permitan el desarrollo y bienestar de la ciudad y ganar con ello un nuevo título para ella, sin olvidar las asignaturas pendientes que actualmente son noticia por el arruinado convento de las Gordillas y la dificultad de fijación de población y vida en el casco antiguo y su contagio al resto de la ciudad.
Disfruta de la fruta
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PINOCHO | Jueves, 27 de Diciembre de 2012 a las 18:35:58 horas
Y aparecieron algunos "patrimonitos" y , presuntamente, vaciaron las arcas de las Cajas de Ahorros, empleando sus fondos para el ladrillo, pero no para el del patrimonio sino para engordar algunos otros patrimonios, pero personales. FIN DE AYUDAS A LA CIUDAD PATRIMONIO.
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