Y es que si en los últimos años su mostrador ha visto pasar cuchillos y tijeras de todo tipo, si se mira décadas atrás lo que salía de esta tienda eran otros útiles: “el cambio ha sido terrible”, asegura Ramón Fidalgo, quien lleva en ella desde que era niño.

El oficio le viene de familia: de su abuelo gallego y su padre, afilador que llegó de Valladolid e instaló un puesto, y que luego montó la tienda en 1936 en el mismo lugar que ha permanecido hasta ahora, en la calle Enrique Larreta, junto al Mercado de Abastos. Por ella y por sus mostradores ha visto pasar a “mucha gente”, como el expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el exalcalde de Madrid, el abulense Agustín Rodríguez Sahagún, que vivieron en el edificio vecino.

“Abrió la tienda y yo estaba aquí, con dos años. Y desde los diez estuve trabajando fijo aquí, yendo a clase por las noches”, recuerda quien se jubiló hace 17 años.

“Ahora mi esposa se jubila y cierra definitivamente el negocio”. “Con mucha, muchísima pena”, corrobora ella, Sonia Luque. Echan el cierre el día 5.

La tienda llegó a contar con seis personas -entre sus padres y sus hermanas- trabajando  “y afilando”, porque ese era uno de los trabajos que había que hacer con los cuchillos, “fileteros, chuleteros, de todo tipo… muchos de ellos para restaurantes y carniceros”, con las tijeras y con las hoces.

Fidalgo recuerda cómo hasta 6.500 hoces se expendían para cada cosecha, que luego había que afilar Y las tijeras de costura, de cocina y de esquilar: “afilábamos 600 tijeras, estábamos todo el día dándole, y luego llegaron las máquinas de esquilar, a las que había que afilar los peines, 150 al día, cada una con dos peines…”.

“El esquileo, la matanza y la siega han desaparecido, la vida ha cambiado por completo”, sentencia, lamentando las dificultades del pequeño: "he visto una tienda sin gente ningún día, hoy ya había público pero es que habían colgado el cartel de 50%".

El cierre de Cuchillería Fidalgo se suma al de otros veteranos establecimientos de Ávila en los últimos meses, como las librerías Medrano y Católica, ésta última abierta en 1863.