“Una sucesión de farolas se levanta donde debería haber empresas, con maleza, naves vacías, parcelas sin estrenar, proyectos paralizados, suelo y edificaciones en venta”, es el resumen de los polígonos, según el secretario de Industria del PSOE, Raúl Blanco.

“Sin la implicación de las administraciones y la puesta en marcha de medidas que faciliten la implantación de empresas, por pequeñas que sean, en nuestros núcleos industriales es imposible, tanto el crecimiento económico, como el asentamiento de población en el ámbito rural”, ha señalado.

Ávila es la provincia castellana y leonesa con el menor grado de ocupación de los polígonos promovidos por la Junta, donde el grado de ocupación medio de las instalaciones de sus dos polígonos no llega al 5% y una superficie de más de 500.000 metros cuadrados está a la espera de comprador, además de los impulsados por ayuntamientos o Diputación.

Blanco dice que “hay que propiciar el asentamiento de nuevas empresas o el crecimiento de negocios existentes”, que “sólo se consigue con dotación económica que debe ir precedida, necesariamente, de voluntad política para fomentar el empleo y las posibilidades del medio rural”.