Grandes obras cubistas que pueden verse desde la plaza del Mercado Grande hasta el arco de Rastro de la muralla, “y tocarse”. “Porque son obras para disfrutar, para que los niños se suban a ellas”, dice el polifacético artista, no sólo en el mundo artístico, sino fuera de él, ya que su dedicación profesional es el Derecho Sanitario.

“No es acero corten”, aclara sobre el material de sus obras, sino “acero con cobre, por eso no mancha”. “Un niño de primera comunión vestido de blanco puede subirse a mis esculturas no se manchará”, destacó el viernes al inaugurar la muestra, a, a la vez que mostró su satisfacción porque sus obras se encuentren junto a la muralla.

Méjica cree que el arte se basa en la identidad y en el misterio, y aunque lamenta “la falta de educación estética” en nuestra sociedad, confía en el “diálogo con la gente” de sus obras cuando los viandantes paseen por el Rastro (hasta el 20 de enero) y se encuentren con sus figuras casi infantiles.