Será a las 19,30 horas en el Auditorio de Caja de Ávila, donde ofrecerá detalles del primer tomo de sus memorias, en el que repasa su trayectoria política desde el inicio hasta el final de su primera legislatura al frente del Gobierno de España.

Se trata de un acto que generará expectación, por cuanto la carrera política de Aznar arrancó en Ávila, provincia de la que fue diputado en la segunda legislatura de la democracia, entre los años 1982 y 1986, periodo en el que fue designado secretario general adjunto de Alianza Popular a nivel nacional, cargo que compaginó con su escaño como diputado por Ávila.

No obstante, Aznar se vio obligado a renunciar a su escaño en la Cámara Baja en julio de 1986, después de acceder a la presidencia de Alianza Popular de Castilla y León y justo un año antes de ser elegido presidente de la Junta de Castilla y León, desde la que dio el paso para ser candidato del refundado PP a la Presidencia del Gobierno en las elecciones de 1989.

De sus comienzos en Ávila, Aznar siempre ha resaltado su agradecimiento a quien está considerado su padrino político, el actual presidente honorífico del PP de Ávila, Feliciano Blázquez, que logró imponer su criterio para permitir que un cunero encabezara la candidatura de Alianza Popular en Ávila.

Casi treinta años después de aquello, la historia volvió a repetirse con motivo de las elecciones generales de 2011, además con los mismos actores principales y con un desenlace parecido, esta vez con el ahora diputado Pablo Casado como protagonista.

Cuentan las crónicas periodísticas que el expresidente del Gobierno pidió a Génova introducir en las listas electorales a uno de sus más estrechos colaboradores en la Fundación FAES: Pablo Casado, pero como inicialmente no fue bien acogida su propuesta, Aznar acabó recurriendo a su amigo Feliciano Blázquez.

Tampoco en Ávila la cuestión era sencilla, puesto que la dirección nacional había impuesto en la candidatura la presencia de una persona de la máxima confianza de Rajoy en materia de relaciones internacionales, el abulense José Ramón García Hernández, algo que estaba ya bien atado.

Sin embargo, de todos es conocido el resultado final. No sin recelos por parte de la formación abulense, que siempre había presumido de concurrir a las elecciones con candidatos de la tierra, el madrileño Pablo Casado aterrizó a última hora como número dos en la lista por Ávila al Congreso, aprovechando la codiciada vacante dejada por el exministro Ángel Acebes, que unos meses antes decidió abandonar la política activa.