La muestra musical sigue una larga tradición que todavía mantiene viva el tamborilero y alcalde Modesto Jiménez, quien aprendió de su abuelo Tío Ronda y alguna notas de Agapito Marazuela cuando éste vivió confinado durante la posguerra en el molino de Pozanco, acogido por Jesús Muñoz ‘Polilo’, siendo el hijo de éste, Aureliano Muñoz, el mejor testimonio del virtuosismo del toque dulzaina.

La plaza de Vega de Santa María ha acogido los grupos Aires de la Moraña, que nació en la escuela de dulzaina de Gotarrendura; el grupo de dulzaineros Badut, cuyos miembros, músicos de conservatorio, tienen sus raíces familiares en Velayos, Pozanco y Santo Domingo de las Posadas; el grupo Rebolada, una gran familia en la que tocan padres, hijos y nietos con ascendencia en Ávila y Mingorría; y el grupo abulense La Alegría.

Junto a ellos, el grupo anfitrión, Los Polilos, formado en esta ocasión por Modesto Jiménez al tamboril y José Perdiguero Muñoz, nieto de Aureliano Muñoz, alumno aventajado y el mejor que tuvo Agapito Marazuela, de ahí la interpretación de piezas como la ‘Pinariega’ y ‘Habas verdes’. Y con todos ellos actuó como maestro de ceremonias, igual que las ediciones anteriores, Jesús María Sanchidrián Gallego.

Con un emocionante repertorio entre jotas, corrido y pasodobles, el público pudo disfrutar de un concierto que concluyó con la pieza ‘La Rubia’, al tiempo que se rindió un especial recuerdo al dulzainero Herminio, del grupo El Risco, de Amavida, fallecido este año, con cuyo motivo el presentador leyó un soneto del poeta segoviano Luis Mínguez ‘Orejanilla’.