Según Trato, de acuerdo a lo aprobado la piscina nueva más el derribo suponen casi 6,2 millones de euros, al sumar la pérdida total del valor del edificio (1,1 millones), 583.000 de la demolición y 4,4 millones de la construcción.

En cambio, la opción por ellos propuesta supondría arreglar la piscina y construir una nueva, por 5 millones: 4,4 de la construcción y 583 en la reparación actual.

El pliego del derribo invierte 500.000 euros “y ni siquiera cierra el edificio, dejando un solar estéril y el sótano a la intemperie”, ha criticado la portavoz municipal, Alba Moreno, quien critica que la ubicación de la nueva piscina, dentro de la Ciudad Deportiva, “indica la pretensión de unir su actividad a la gestión del Centro 88 Torreones, favoreciendo el interés y beneficio privado, cuando esta polémica instalación es ruinosa”.

Trato ha pedido la dimisión de la portavoz del PP y anterior responsable de Deportes, Patricia Rodríguez; y de la teniente alcalde de Cultura, Educación y Deportes, Sonsoles Sánchez-Reyes; así como el cese del Servicio de Instalaciones Deportivas, José Carlos Cubillo, al que quieren abrirle un expediente para determinar “la responsabilidad y el perjuicio a la hacienda pública”.

Los ediles de esta formación lamentan que no se haya tenido en cuenta su propuesta de elaborar “un estudio exhaustivo de las patologías, sus causas, soluciones, costes del edificio y de reparación”, y apuntan que de acuerdo al informe técnico municipal se podría reparar la antigua piscina.

El concejal Rubén Arroyo critica que al hacer “cuatro o cinco catas” en la cubierta de la antigua piscina se haya determinado que no pudiera arreglarse”, y alega que los informes “dejan mucho que desear”.

Despistados

Tras la aprobación de construir la nueva piscina, el equipo de Gobierno volvió atrás y decidió -a instancias de PSOE y Trato- estudiarlo de nuevo para llegar a la misma decisión. Los ediles de Trato han criticado al PP por este asunto, pero no se han ahorrado críticas para la oposición, a los que han tildado de “despistados” y que “no quieren llevar la contraria a los técnicos”.

En el caso de los socialistas, han dicho que estaban en desacuerdo pero porque querían otra ubicación y no por querer reformar la vieja piscina.