Iban escuchando música; Gloria, más abstraída, no tomó plena conciencia de lo que ocurría hasta que estallaron los cristales de las ventanas. En este punto de su narración sobre el accidente del que fue víctima el pasado 8 de julio de 2013, la joven no puede evitar un leve temblor en su voz, pero avanza valientemente en su relato.

La fiscalía, consciente del mal rato al que somete a los testigos, obligados a rememorar aquél infierno, decide renunciar a la siguiente testigo prevista, Lucía, pese a las quejas de su madre por haber hecho el viaje hasta el Juzgado de lo Penal número 1 de Ávila en balde.

Las jóvenes no tomaban ese autobús con asiduidad. Jennifer sólo lo usaba cuando le apetecía ir a Ávila. Afirma que no recuerda casi nada del trance, pero le han contado que salió volando por la ventana.

La conmoción cerebral derivó en un traslado al Hospital de Salamanca, donde quedó postrada durante cinco días. Tras someterse a varios tratamientos quirúrgicos, aún son visibles varias cicatrices bajo una ligera capa de maquillaje que no oculta su piel, todavía muy joven.

Paradójicamente, el único puesto con cinturón de seguridad de todo el vehículo, era aquél en el que Jennifer dejó sus cosas: el asiento central de la parte trasera.