Y es que en este accidente, en el que murieron nueve personas, “de haber llevado cinturones de seguridad” el autobús, “y si estos se hubieran utilizado, los resultados hubieran sido mucho menores".

El adaptar los vehículos que no cuentan con cinturones "exigiría una modificación estructural de los mismos para que los dispositivos fueran seguros", aunque los costes "pueden ser tan elevados que en ocasiones es más aconsejable el cambio del vehículo por uno nuevo".

Por eso señala que aunque es una solución "inviable para las empresas desde el punto de vista económico, si no va acompañada de las necesarias ayudas o ventajas económica y/o fiscales, inexistentes hasta ahora".

El informe del fiscal sobre el accidente del 8 de junio de 2013, cuyo juicio se celebra desde el 12 de junio en el Juzgado de lo Penal número 1 de Ávila, señala que el vehículo accidentado tenía 16 años de antigüedad y que sólo contaba con un cinturón en la plaza central de la última fila, dado que no era obligatorio por su fecha de matriculación.

Sin cinturón

"A pesar de ello, el ocupante” de la plaza que contaba con cinturón de seguridad “no lo llevaba puesto y resultó ser una de las personas lesionadas de mayor importancia".

El documento del fiscal alude al informe que con motivo del accidente redactó el Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA) de la Universidad Politécnica de Madrid. En él se dice que "salvo dos de los fallecidos, el resto lo fueron al ser expulsados del vehículo tras las colisiones, así como los lesionados más graves".

"La estructura del vehículo -dice el fiscal- no se alteró, por lo que los fallecimientos se produjeron a consecuencia de la colisión de los pasajeros, bien al ser expulsados con la pared de roca o bien dentro del autocar con sus partes fijas, debido a la falta de sujeción de aquellos”.

A pesar de las propuestas de las que se habló entonces para una adaptación progresiva de los vehículos y la reducción de su velocidad, ninguna de ellas se ha puesto en marcha, señala el fiscal.