El ejemplo más visible de la labor de la organización no gubernamental es el Albergue del Transeúnte, donde no han aumentado los usuarios respecto a años atrás, pero sí los que acuden a él porque recorren ciudades en busca de un empleo, son un 40 por ciento,  a diferencia de lo que sucedía antes.

Desde enero lo han utilizado 615 personas (de ellas 36 mujeres) y se han prestado 2.627 asistencias: 361 españoles, 74 comunitarios -sobre todo portugueses y rumanos- y 26 extracomunitarios, procedentes del Magreb, según ha detallado su responsable, sor Manuela Velázquez. El albergue tiene una media de ocupación del 80 por ciento.

El comedor social del albergue ha sido utilizado por 4.999 personas, pero en este caso se limita su uso, ya que no se admiten menores de 18 años: “es preferible la ayuda a través de las Cáritas parroquiales, directamente a los hogares, huir de las humillaciones, de la imagen de los pequeños agarrados de la mano de sus padres en el comedor social, es más digno pero menos espectacular y llamativo”, ha señalado Fernando Carrasco, presidente de Cáritas.

El albergue cuenta con un presupuesto de 158.000 euros, y en lo que menos se gasta es en alimentación porque “hay mucha colaboración”, además del apoyo de un grupo de voluntarios.

Dignidad
“La reivindicación” de esta jornada es la de “los derechos fundamentales, como el derecho a la protección social para que su dignidad no se rompa”, ya que “a los sin techo no se les contempla como se les debería tener en cuenta”, por eso “no hay que mirarlos como extraños sino como idénticamente iguales al que pueda sentirse más digno en la sociedad”.

“Incrementar mayor protección social para toda la sociedad y unificar los criterios de acceso y concesión de la renta de garantía básica” son las demandas de Cáritas, que, por otra parte, lleva a cabo otra tarea con estas personas, como es un taller en el que se ofrece un “apoyo integral” e individual, con ayuda psicológica y a la inserción laboral.

Trabajan con ellos durante tres meses, en muchos casos de personas con problemas de alcohol y drogas, intentando ofrecer “una respuesta adecuada” para que cuenten con hábitos saludables, reciban cultural general y puedan lograr un empleo, señala el responsable del taller, José Antonio Avilés.