Con el Cristo de Medinaceli a hombros otra vez, el paso de los braceros de rodillas por el arco de La Santa ha recibido una ovación por quienes acudieron a presenciar la procesión hasta ese punto.

La Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli ha organizado un desfile que salió de la Catedral a las 21 horas del Martes Santo, cuando todavía era de día.

Al llegar a la mitad del Rastro, el capataz del paso de Medinaceli avisó para tener cuidado con el único y frondoso olmo que queda, pero no hubo problema y ni siquiera rozó la imagen del manto morado.

La procesión, que cuenta con unos 400 penitentes, ha servido de homenaje a la historia de la entidad, de tal modo que desempolvaron un hábito de los años 50 para recordar a las tres entidades que dieron lugar a la archicofradía: la Juventud Católica-Antoniana, la Cofradía de Ferroviarios y la Venerable Orden Franciscana.

El desfile ha estrenado un escudo en la parte superior de la carroza del Cristo de Medinaceli y las lágrimas de la virgen del mismo nombre; y ha contado con los sonidos de dos bandas de Medina del Campo (Valladolid): la Oración en el Huerto y el Amarrado a la Columna; y La Caída, de El Escorial (Madrid).