Salía primero el Jesús Redentor ante Caifás, que este año vestía una túnica nueva bordada en oro, estilo persa, elaborada por una costalera a modo de donación a la Hermandad. Estrenaban también figura, la de Anás, adquirida en Sevilla.

Con gritos de “¡todos a una, valientes!”, y “¡al cielo lo que es del cielo!”, avanzaba aparentemente sin problema el paso del Cristo, cruzando el umbral hasta la calle y recibiendo una ovación que seguramente haya servido de ánimo a los costaleros, que caminaban con pasos casi infantiles, salvando peldaño a peldaño la distancia hasta el asfalto.

Les escoltaban, como es ya tradición, la Banda de Cornetas y Tambores ‘El Amarrado’, que compartían responsabilidad musical con la Agrupación Musical Santa Cecilia de Castellar, de Castellar de Santisteban (Jaén). Con detalles en azul vivo los primeros; rojo intenso los segundos. Cornetas, tambores y viento metal adornaban con música el aire mientras capirotes, costaleros, monaguillos y plañideras adornaban la calle en dirección Santa Ana.

Con más artificio salía el paso de Nuestra Señora de la Estrella, pues precisa de la separación de la corona, por una parte, y de la bambalina y los varales por otra. La corona, dorada y muy elaborada, reposaba en los brazos de una jovencísima plañidera, a la que ocultaba por completo.

Asomaban por debajo del paso los pantalones y zapatillas blanquísimos de los costaleros, contrastando con las rodilleras azules que, si bien les evitan rozaduras con el suelo, no funcionan tan bien a la hora de reducir el peso que cada uno de ellos soporta, y que se alarga, al menos en esta procesión, hasta en cuatro horas de esfuerzo.

El capataz, entre murmullos de marcado deje andaluz, se ha dirigido a los costaleros, de rodillas y bajo el manto del paso. “Igual que al ver una flor, arrancáis la más bonita y os la lleváis, así la Virgen se lleva a las personas con el alma más bonita”. Ha querido recordar a los valientes del respiradero, que esos familiares que han perdido durante este año, se encuentran ahora en compañía de la Señora a la que han levantado hacia el cielo, y a ellos les han dedicado la levantada.