Del Viernes, 19 de Septiembre de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025
El presidente de la Diputación y las minas de Ávila
El presidente de la Diputación, D. José Manuel Sánchez Cabrera, ha manifestado en referencia al proyecto de las minas en las sierras de Ávila que “la Junta de Castilla y León es muy rigurosa con los requisitos medioambientales,” con lo cual, según sus palabras, la población debe estar tranquila.
El señor presidente de la Diputación demuestra, con esas declaraciones, una inocencia que estaría muy bien en una fiesta de monjas ursulinas, pero en boca del máximo responsable político de la provincia es una amenaza para la defensa de las sierras de Ávila.
Por tanto, vamos a recordar lo que es la Junta de Castilla y León para que reflexione sobre la melonada que ha soltado.
¡Señor presidente! La Junta de Castilla y León es la quintaesencia de la mediocridad; está formada por gentes con unas carencias humanísticas innegables, y estas carencias hacen que, ante el beneficio económico o los intereses políticos, cualquier otro valor pase a segundo plano. Si no, eche un vistazo a su relación con el medio ambiente en estos últimos años, y verá cómo autorizó una ciudad medioambiental en Soria poniendo en peligro el paraje arqueológico de Numancia, una salvajada que ha sido frenada por los tribunales.
Qué decir de la estación de esquí de San Glorio en León y Palencia, que también contaba con todas las bendiciones de la Junta, y tuvieron que ser nuevamente los tribunales los que impidieran esa pérdida irreparable paisajística y biológica.
En nuestra ciudad se permitió con sus informes técnicos el destrozo del cementerio musulmán, joya que aún lloramos.
Igualmente, dio por buena la sexta modificación del plan general de ordenación urbana de Ávila, que ha sido declarado nulo por todos los tribunales por su ilegalidad manifiesta y perjuicio en contra de los intereses generales.
España es quizás el país del mundo con más leyes y normas medioambientales y urbanísticas y, sin embargo, está destrozada por la incuria de sus administraciones.
Con estos antecedentes, lo lógico es que usted, ¡sí, usted!, fuera al menos escéptico de que los responsables de la Junta de Castilla y León vean en las sierras de Ávila los valores paisajísticos, medioambientales y etnológicos que tienen.
Piense usted en los responsables políticos de la Junta que conoce con nombre y apellidos, en todos los niveles y en todos las secciones. Descubrirá así que los únicos paisajes que valoran son los de las grandes superficies comerciales, es decir, al no tener interiorizados determinados valores, lo fácil es soslayarlos y la forma de soslayarlos es acudir a los informes técnicos como forma de encubrir la vulneración del interés general.
En Ávila, tanto la Administración local como la autonómica, han sido nefastas en la defensa de los valores medioambientales (esto no es una acusación, sino la constatación de un hecho).
Por eso, sus palabras, en contra de lo que usted piensa, no tranquilizan, al revés, son motivo de alarma y preocupación.
Un responsable público debe saber en qué terreno juega y con quién se juega los cuartos, y sus declaraciones muestran un desconocimiento tan grande de las administraciones como de su partido en Ávila.
Un partido esclerótico, muerto, sin principios ni valores, retahíla de burócratas partidistas siempre prestos a la genuflexión abyecta, y cuya relación con la naturaleza, el paisaje y los valores medioambientales es la misma que tiene la gaviota con la basura, es decir, si existe es para devorarla.
Aquí, en España, nuestra patria, la naturaleza no se observa, no se respeta ni se ama, simplemente se utiliza y se destruye, muchas veces con el amparo e impulso de las administraciones y, si no llega a ser por la legislación europea, las asociaciones ecologistas y los movimientos ciudadanos, España sería una urbanización inmensa desde Finisterre hasta Algeciras.
Por todo ello, señor Presidente, olvídese de las administraciones ajenas y piense usted, como hombre honesto que es (eso me parece y creo), en la trayectoria de su partido y haga lo que Nelson en la batalla de Trafalgar: encomiéndese, si quiere, al “dios-administración” pero tenga preparada y dispuesta, junto con la oposición, la pólvora del recurso ante los tribunales.
salvador | Viernes, 31 de Marzo de 2017 a las 19:54:10 horas
Esplendido y sentido artículo, lastima que los peperos infiltrados como "pureza" "mc gregor" y "roita" sigan en el insulto y la descalificación, t, estos peperos infiltrados dan pena
me gustan mucho los artículos de Represa, aunque discrepe en muchas ocasiones, por lo menos hace pensar.
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