Clemente es conocida desde hace décadas como una derrochona y así se la ha calificado en numerosos medios de comunicación. Sus caprichos son vox populi en cada una de las consejerías por las que ha pasado como la falsa moneda que de mano en mano va.

Los nuevos tiempos en política que abogan por no despilfarrar ni derrochar el dinero público, sino por gestionar con sumo cuidado hasta el último céntimo del dinero público, que abogan por dar ejemplo y servir al ciudadano en lugar de jactarse de él y servirse a sí mismo y su círculo más próximo, que abogan por acabar por las puertas giratorias y los políticos dinosaurios que pasan décadas de cargo en cargo, esos nuevos tiempos, no han llegado a las Cortes de Castilla y León desde que tomara posesión su actual presidenta, Silvia Clemente Municio.

En apenas un año, ha duplicado el gasto de su predecesora. Así consta en los propios documentos publicados por la institución autonómica en su portal de transparencia. En 2015, con la mitad del año estando al frente de las Cortes de Castilla y León la procuradora por Salamanca y actual consejera de Cultura y Turismo, Josefa García Cirac, el gasto fue de 636.574,29, disparado sobre todo con la llegada de Silvia Clemente. El año pasado, ya completo con la eterna consejera, se aprobaron pagos por 1.144.440,08 euros.

Eterna consejera porque desde hace dos décadas Silvia Clemente ha pasado de cargo en cargo como, parafraseando la letra de la famosa canción, la falsa moneda que de mano en mano va. Así, ha sido consejera de Medio Ambiente, de Cultura y Turismo, de Agricultura y Ganadería y el último cambio de silla fue a presidenta de las Cortes de Castilla y León. En todos los sitios es vox populi su fama de derrochona y caprichosa, como han publicado diversos medios de comunicación. Derrochona fue el calificativo utilizado precisamente por la revista ‘Interviú’ en uno de sus reportajes.

Por poner algún ejemplo, en 2013 el capricho de despedir a un periodista de la Consejería de Agricultura y Ganadería le supuso a las arcas públicas 147.000 euros. Trabajador del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) que llevaba más de 20 años en la Administración autonómica y al que se quiso liquidar con un despido procedente que el Tribunal Supremo después consideró improcedente. Silvia Clemente le apuntó como la persona que había filtrado un dossier contra la propia consejera aunque este hecho nunca fue probado.

También la Consejería de Agricultura fue condenada a pagar 324.000 euros a cuatro trabajadores de este departamento y del Instituto Tecnológico Agrario por despidos improcedentes o traslados forzosos. Una vez más, por orden directa de Silvia Clemente, como se dice coloquialmente, disparando con balas ajenas, es decir, gastando el dinero público a su antojo. Ahora, al frente de las Cortes de Castilla y León, parece que vuelve a las andadas.