Familiares, amigos y alumnos se han reunido para conmemorar a Rodríguez Almeida desde los diferentes ámbitos de su vida, tanto profesional como personal. En éste segundo sentido, su esposa Juliana Wilhelmsen, ha afirmado, emocionada con la acogida del homenaje entre los abulenses, que su marido fue un hombre “extraordinario”, y que se sentía afortunada por el tiempo que estuvo casada con él.

“Es pronto para abarcar a Almeida en toda su grandeza”, ha afirmado Sonsoles Sánchez-Reyes como teniente de alcalde de Cultura. En su faceta de arqueólogo, hizo a los abulenses ver la muralla con “otros ojos” y conocer mejor su identidad.

Sus alumnos destacan de Rodríguez Almeida su eminencia, sus conocimientos y su capacidad de comunicación. Javier Méndez, uno de los últimos discípulos a los que dio clase, ha comentado que “empezaba a hablar y te embarcaba”.

Uno de sus amigos íntimos, el profesor Francisco Ruíz de Pablos, no ha dudado en alzarlo a “la cúspide de la gloria” por sus trabajos en anforología y el estudio de la Roma Imperial, aunque reconoce que era eminencia en muchos otros campos.

Tras su fallecimiento el 21 de febrero de 2016, el investigador recibió un homenaje en mayo, y en octubre de 2016 se otorgó su nombre al paseo de la calle San Segundo junto a la muralla.  También fue publicado de forma póstuma su libro que recopila cerca de 200 puentes de la provincia de Ávila.