Su paso por el campo de concentración de Auschwitz con 18 años marcó la vida de esta judía sefardita originaria de Salónica (Grecia), donde se sentía extranjera: "mi tierra en España", ha confesado.

Cabelli ha ofrecido su testimonio con motivo del Día Internacional de la Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, celebrado en el Palacio de Superunda para conmemorar el 27 de enero, fecha de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau por las tropas soviéticas.

Ella ha proclamado que "todas las personas son iguales" tras asegurar que "una experiencia así no se puede creer que aconteciera" y llamar a los jóvenes para que conozcan aquel episodio histórico.

Deportada a los 17 años con su madre, viajó hasta allí en un tren. Su madre fue enviada a la cámara de gas y ella se salvó gracias a que un oficial nazi la bajó de un camión. Con el pelo cortado y con el número 4065 tatuado en el antebrazo, permaneció encerrada 15 días por la malaria que había en Grecia. Luego empezaron los trabajos forzados en una fábrica de bombas.

Ella ha rememorado su vida en el campo de concentración y sus "deseos de vivir" cuando sufrían condiciones extremas, sin apenas ropa a 12 grados bajo cero en Polonia. Alimentados con nieve, luego pasó a los campos de Ravensbrück y Malchow, hasta que un día el oficial que les vigilaba no estaba y llegó la libertad.

Durante tres años: "mañana veremos y será otro día, así los días pasaban y yo tenía una fuerza para vivir y no abandonar".

En el acto ha participado el director del Centro Sefarad-Israel, Miguel de Lucas, y Pilar Sanz Briz, hija de Ángel Sanz Briz, el diplomático denominado el 'Ángel de Budapest' por salvar a 5.000 judíos húngaros.