La obra es el compendio de sus versos de una década, en la que venera al fuego "como elemento litúrgico, ceremonial, iniciático, concupiscente y de pasión" y como elemento "salvaje y destructor".

El medio centenar de poemas se dividen entre el fósforo, las llamas y las cenizas, que al fin y al cabo es el resumen de sus estados "emocionales y vivenciales": "El leve intervalo se consuma/y lo que fue veneno se torna bálsamo,/la soledad glacial de la sombra/desvela la fugaz incandescencia del latido".

Con su libro en la mano (Ediciones Vitruvio), Zazo asegura sentir una "sensación extraña" cuando ha visto que sus versos ya casi no son suyos".

Admirador de Ángel González, Luis García Montero, Silvio Rodríguez o Luis Eduardo Aute, la presentación en el Episcopio ha sido el primer acto del ciclo del Aula José Hierro.