1. Cenarás como si se fuera a acabar el mundo, pero no por el placer de comer, sino por la posibilidad de generar una capa de grasa extra que te proteja del frío. Inténtalo. Será por besugos… digo chuletones.

2. Con la emoción del momento, escogerás el conjunto más ultra divino, lo que conlleva dos cosas: primero, que pasarás por alto que las lentejuelas no pegan con la ropa de montaña que deberíamos vestir para sobrevivir a la noche de Ávila; segundo, que aquí no nos distinguimos por la variedad de ofertas de ropa, y lo más seguro es que vayas con el mismo modelo que otras diez.  

3. Acostumbradas a caminar en deportivas (digo caminar como eufemismo… subir, bajar, cuestas y rampas, eso es Ávila, quien lo probó lo sabe), harás el ridículo mientras intentas domar unos tacones infernales que ni siquiera dominas en superficie plana. No añadamos el tema de los adoquines y el alcohol. Dice el Cuerpo de Policía que Ávila tiene pocos incidentes en Nochevieja. En incidentes no sé. En caídas, reventamos el barómetro.

4. Se han inspeccionado más de 30 locales para esa noche, y el aforo (entre todos) supera las 8.000 personas. No me lo invento yo, lo han dicho en el Ayuntamiento. Pero ¿nos importará? No. ¿Por qué? Porque los abulenses somos de ideas fijas, y si se nos mete en la cabeza que tenemos que pasar la Nochevieja en el garito de siempre, aplastaremos, empujaremos, estrujaremos y escupiremos en la copa de las 7.999 personas que han pensado exactamente lo mismo que tú, porque te sale de las narices que esta noche tan especial te ponga el Cacique la misma camarera que ves todos los sábados.

5. Saldrás en manada,  y entonces a alguien se le ocurrirá que vaya a pedir a la barra sólo uno en nombre de todo el grupo. Este individuo suele ser el más torpe y voceras del equipo. Tras reclamar la atención de la camarera durante quince interminables minutos, al aproximarse ésta, se dará cuenta alarmado de que no sabe qué beben sus amigos. ¿Qué hace entonces este personaje, sólo ante el peligro, con una camarera borde y estresada? Alza la mano con el gesto universal de “espera” y haciendo gala de un morro supremo, se gira hacia el resto de la manada y grita: “¿¡qué queréis!?”.

6. ¿Eres soltero y quieres aprovechar la Nochevieja para conocer a tu alma gemela, bailar lento al son de Sergio Dalma y acabar la velada acurrucados en un sofá/coche? Voy a desengañarte. No importa que te vayas al local más alejado, más caro, más selecto, menos concurrido y nuevo de Ávila: esto es muy pequeño. No habrás dado ni un paso dentro cuando te salude tu vecino de arriba, dos primos, tres colegas del barrio y parte del equipo de baloncesto. Si quieres conocer a alguien nuevo en Nochevieja, vete lejos, donde nadie sepa dónde está Ávila (llegando a Toledo ya suelen despistarse).

7. ¿Conoces la moda de llevar vestidos apretados con deportivas? Surgió en la Nochevieja de 1998 en Ávila, cuando durante la noche del 31 de diciembre cayó tal manto de nieve que hasta las más presumidas se vieron obligadas a llevar los tacones/andamio en el bolso y las botas de subir a Gredos puestas. Algunas sacaron los esquís.

8. Consejo de profesional: elige para salir el abrigo más feo que tengas. ¿Por qué? Porque a un turista que pase la Nochevieja en Ávila, al salir del bar y ver pasar pingüinos por la acera, le da igual que el abrigo sea suyo, tuyo o del alcalde, lo que quiere es ponerse encima tanta ropa como pueda. Lo de robar abrigos es una costumbre muy extendida en Ávila, pero con este sencillo consejo, puede que te libres.

9. Y ahora haced memoria los fiesteros veteranos de Ávila: corría el año 2007 y no había en la ciudad discoteca más grande o local más exquisito que Aixa Galiana. Si ya sabéis por donde voy, dejad de leer. Si no, a vosotros incautos, os daré la información que ha de salvaros la vida esta Nochevieja: si habéis olvidado reservar el cotillón; si cierran la discoteca a la que pensabas ir porque se hielan las tuberías (sí, vosotros reíros); si se quedan sin bebida allá donde acudas… los bazares de alimentación te esperan con los brazos abiertos.

10. Por último… El concepto “ir a desayunar después de salir de copas” queda muy bonito en otras ciudades. Aquí, con el frío de los demonios que hace, te la juegas a un corte de digestión tamaño muralla, con la consiguiente vomitona al llegar a casa. Ahorra algo de dignidad para la Nochevieja del año que viene; si bebes, no conduzcas; si sales en Ávila, no te enchufes medio kilo de churros.

Un famoso monologuista dijo hace poco que “las fiestas de los pueblos se hacen para sobrevivir”. Desde aquí, humildemente, le retamos a que sobreviva a la Nochevieja de Ávila, porque intentarlo merece la pena.