Ha sido el segundo en testificar en la tercera sesión del juicio por el asesinato de Las Navas, que se ha desarrollado este lunes en la Audiencia Provincial de Ávila.

El sargento sospechó de él "desde el primer momento" por ser la última persona que le vio, por algunas contradicciones y distintas versiones que ofrecía y por la aparición del "problema sentimental" como posible móvil. Como el resto de testigos que han comparecido el lunes, todos han coincidido que cuando el acusado recoge a Sergio a la puerta del polideportivo, pasadas las 19 horas del 17 de marzo, aquello no era encuentro casual sino que iba a buscarle.

Muchos detalles de la investigación determinan la autoría del acusado, según el instructor de las diligencias, como que aquel día la víctima iba "con sus colores" para presenciar el partido del Atlético de Madrid, aunque fatalmente su plan no pudo cumplirse porque Quico le llevó a su cebadero para supuestamente hablar sobre Flor, la joven que había roto con él poco antes y que en ese momento estaba iniciando una relación con el joven asesinado.

Otro teléfono

Frente a la insistencia de los abogados de la defensa, el encuentro "no fue fortuito" porque el acusado -que tenía apuntado el teléfono de Sergio en un papel localizado en el registro- realizó reiteradas llamadas a la víctima, incluso con otro teléfono móvil, el que, por cierto, había comprado en Ávila sin querer aportar sus datos, según el testimonio aportado después por una vendedora.

También ha contado como, fuera del cebadero donde se supone que le mató, aparecieron dos piruletas y un chupachups que la madre de la víctima reconoció se las había entregado, y no lejos un calcetín. Eso apuntó las pistas, junto a un piorno movido. Por allí, en un prado y cerca de un rebollar, un perro especialista detectó que se encontraba enterrado el cadáver. "Justo en ese momento", las 17,30 horas del día 22, "fue detenido, lo que tardó en sonar el teléfono".

Otros detalles aportados han sido que cuando Quico sale hacía el cebadero las cámaras le detectan que iba con una prenda blanca, y luego, a las 21 horas, con una azul. También el hecho de que los teléfonos de ambos, a las 19,38 horas, estaban en el cebadero y tenían cobertura desde la antena de Santa María de la Alameda, no desde la de Las Navas. También se ha comprobado que a las 21,42 introdujo una de sus tarjetas en el móvil de Sergio.

A ninguno

Si Quico afirmó que había dejado a Sergio a la puerta de la casa de Christián, a la supuesta vuelta del cebadero, se comprobó que no gracias a una cámara privada instalada en una vivienda. "No se ve a ninguno de los dos", ha dicho el sargento, quien ha ratificado, a preguntas del fiscal y de la acusación particular, que la explotación ganadera se encuentra "bien escondida", en el Hoyo de la Guija, término de Peguerinos.

También se ha hablado que la víctima medía 1,80 y tenía una complexión fuerte frente al acusado, más pequeño, lo que demuestra que le atacó por sorpresa. "Si hubiese habido una lucha, le hubiera dejado marcas" a Quico, ha señalado al sargento, quien ha recordado que en los wasaps entre la exnovia y su amiga Ainhoa, Flor confesaba que Quico había dicho que "le mataría si le veía con ella". Otro agente ha recordado que en esos mensajes afirmó que "si la veía con Flapis [nombre con el que llamaban a Sergio] o con algún otro, le mataría".

El último testimonio de la tercera sesión del juicio ha sido el de Jessica, de 17 años, que conocía a ambos, y que los vio a la puerta del polideportivo, adonde ella iba con otra amiga a clase de spinning, a la que también acudía Flor.

A solas

Quería volver con ella, aseguró que estaba "rallado" y celoso. "Quico llamó a Sergio porque quería hablar con él" para hablar sobre la relación que había acabado con Flor y de la "incipiente" relación con su fallecido.
Alejandro pidió que lo hablasen allí, pero dijo a Sergio "tú y yo a solas". "Que no te voy a hacer nada, se lo dijo varias veces", ha recordado Jessica que le aseguró.

A esta joven la han preguntado si el acusado estaba enamorado de ella: "no sé si enamorado o no, pero la ponía los cuernos".

También ha señalado que Sergio la acompañaba a ella y a su prima a las clases en el polideportivo frente a la defensa, que ha insistido en que fue encuentro casual. Frente a esto, otro testimonio de un agente ha señalado que el acusado estuvo aquel día "merodeando por las calles" con el coche desde las 16 horas buscando a Sergio.

De los ocho guardias civiles llamados a declarar, se ha renunciado al testimonio de tres de ellos. El primer agente en prestar en declaración -a través de vídeoconferencia- ha recordado que cuando contactó con el acusado por teléfono le dijo que no hacía falta que acudiera al cuartel, sin embargo se presentó allí "casi de forma inmediata". Fue una actitud que le extrañó, a lo que añadió que después le dio hasta tres versiones de los hechos.

Piedra volteada

Otro agente ha sido el que con el perro halló el lugar donde se había enterrado a la víctima, donde había una piedra volteada, la tierra removida y el cuerpo "no estaba muy profundo". "Al escarbar apareció la camiseta del Atlético de Madrid", ha precisado.

El uso del singular y el plural en el lenguaje llamó la atención de otro agente, quien ha contado como en la explicación de Quico sobre su aparición en las cámaras de seguridad advirtió que al referirse al trayecto al cebadero, cuando iba acompañado de la víctima, hablaba en plural, sin embargo no fue así al volver, cuando dijo en singular "aquí me ha visto esta cámara".

El lugar donde se produjo el hecho, el cebadero del acusado, y la hora, a punto de anochecer, también ha sido motivo de las preguntas a los testigos. "No era un lugar para pasar el rato", ha afirmado.