Con su declaración de culpabilidad, sus abogados defensores quieren que el delito no se considere un asesinato sino un homicidio. El ministerio fiscal pide para él 19 años de prisión  y la acusación particular, que representa a los padres de la víctima, eleva la petición de pena a los 25 años.

A las 9,30 horas han sido citados los miembros del tribunal del jurado, y tras su constitución, ha comenzado el juicio, pasadas las 12 del mediodía. El tribunal popular lo forman nueve miembros: cinco mujeres y cuatro hombres, con dos jóvenes varones de reserva que siguen la vista en primera fila. En el público, amigos de la víctima llegados de Las Navas.

El acusado, F.J.G.O., al que llaman Quico, se ha reconocido "culpable" a preguntas del presidente de la Audiencia Provincial, Javier García Encinar.

"El primer sorprendido soy yo, porque hasta el momento no lo había hecho", ha manifestado el fiscal, que ha recordado que desde el momento del suceso había ofrecido "cinco versiones diferentes de los hechos".

Celos

"Quico no soportaba ver con otra persona a Flor", ha dicho el fiscal respecto a la chica con la que había salido dos años el acusado y que había empezado a relacionarse con la víctima, señalando a los celos como causa del hecho. "Tú eres para mí o o para nadie", asegura que había dicho. La pareja había roto unos días antes, según el acusado.

Las pruebas, según el ministerio fiscal, "desmontan las coartadas", al igual que los datos de especialistas, como el posicionamiento de su teléfono. Se atestigua que Quico había montado a Sergio en su coche para hablar sobre la joven en las inmediaciones del pabellón deportivo de Las Navas, cuando la chica había ido a hacer spinning. Como la víctima era muy aficionado a los perros, el agresor le llevó a ver los suyos a su cebadero de ganado, situado en el paraje de El Tejo, en Hoyo de la Guija, del término municipal de Peguerinos.

Allí, aprovechando el paraje escondido y sin luz, se produjo el trágico desenlace. El fiscal ha querido destacar que la mortal agresión fue "un ataque repentino y con alevosía", con la "agravante" de aprovecharse de un lugar, a oscuras, conocido para uno y desconocido para otro.

El letrado de la acusación particular ha querido resaltar el "ensañamiento" con el que le agredió con multitud de golpes en  cabeza, espalda, cara y pecho, para luego asfixiarle. "No sólo le quiso matar, sino que quiso hacerle el mayor daño posible a la víctima".

Por su parte, uno de los abogados de la defensa ha comenzado su intervención, dirigiéndose a los miembros del tribunal, para decirles que en juicio no se iba a "hacer venganza" sino a "restablecer el orden de convivencia", por lo que les ha pedido que afronten el caso "libres de cualquier prejuicio".

El acusado -ha dicho- "viene a contar la verdad, pedir perdón y asumir la responsabilidad que le toca". "Les puedo asegurar que Francisco Javier no es un asesino", ha afirmado, para iniciar su argumento de que se trata de un caso de homicidio.

Tranquilo y noble

"No es más que un chico de apenas 20 años, un muchacho tranquilo y noble, sin antecedentes penales, trabajador, titular de una explotación ganadera", que tenía una novia con "una relación duradera" a la que "quería infinitamente".

Tras esta visión, ha reconocido que Quico "ha cometido un hecho terrible" aunque "no es sanguinario" ni actuó con premeditación, ha dicho el abogado, que ha querido destacar que no le atacó a traición ni con alevosía ni tampoco se ensañó con él.

"La muerte de Sergio no es más que un error terrible causado por un arrebato que anuló su voluntad  [la del acusado]", ha concluido.

Después ha hablado el acusado, que no ha querido responder al fiscal ni a la acusación particular, sólo a su defensa, en este caso a una letrada, durante 11 minutos.

Perdón

Al final de su declaración ha dicho sentirse "arrepentido": "quiero pedir perdón a la familia de Sergio y a sus amigos, y a mi familia".

"¿Se siente usted más aliviado tras recordar todo esto?", le ha preguntado la abogada: "sí, porque así he sacado todo lo que tenía". También le ha interrogado el motivo de por qué no había confesado hasta ahora, y ha reconocido que "por miedo" a su propia familia y a la de la víctima.

Según ha explicado, fue hasta el cebadero con Sergio después de un encuentro "casual", junto a otros amigos, ante el polideportivo de Las Navas.

La víctima subió a su Seat León voluntariamente para "aclarar" la relación con la exnovia del acusado, yendo después a su casa porque el fallecido quería ver un pitbull que tenía. Luego se dirigieron a la explotación ganadera, donde iniciaron una discusión por la relación de Sergio con la que había sido su novia. Según las cámaras que le grabaron, salió de Las Navas entre las 18,55 y las 19,05 horas.

Ya en el cebadero, todavía de día, Quico ha reconocido que se puso "nervioso" porque no le sentaron bien determinados comentarios que realizó Sergio sobre la joven, tanto por hablando como por wasap.

"No sé cómo pasó y le di un golpe, perdí la cabeza", ha dicho. ha precisado, lo que aún no se conocía, que le agredió "con un hierro que cogió por allí".

Viendo el fútbol

"Ahí me asusté, no sabía qué hacer", por eso abandonó el cuerpo y se fue al pueblo, sin contar nada a sus amigos porque "estaba asustado". Acudió a una tienda a recargar un móvil y se fue a su casa a las 21,15 horas: "estuve viendo el fútbol, me metí en la cama y no podía dormir". Entonces ya se propagó la desapareción del fallecido.

De madrugada, a las 5,45 horas regresó a la ganadería de su familia, donde procedió a deshacerse del cadáver, atándole los pies, y arrastrándolo hasta el lugar en el que lo enterró y lo quemó, si bien ha negado esto porque lo que quiso fue prender los guantes, peor "las llamas se extendieron" e intentó apagarlas. Eran las 6,45 horas.

La segunda sesión del juicio se celebra el viernes con la comparecencia de seis de los 32 testigos, entre ellos un policía local de Las Navas. La vista oral se prolongará hasta el 1 de diciembre.

El fiscal solicita una pena de 19 años de cárcel y una indemnización de 200.000 euros para la familia, mientras que la acusación particular eleva a 25 los años de prisión para el acusado y a 450.000 los euros de indemnización.