Esta organización ha considerado que estas propuestas atentan contra la actividad del profesorado y su autoridad profesional y académica y ha defendido como “fundamental” la comunicación en el centro educativo entre el profesorado y las familias, con el fin de resolver las controversias existentes “desde el diálogo con el tutor o el equipo directivo o desde los órganos de participación educativa”, como el Consejo Escolar.

“Las propuestas de boicot e insumisión no encajan en una buena dinámica educativa” y lanzan, a juicio de Anpe, un mensaje “demoledor” sobre la relación profesor-alumno que “socava la autoridad del docente, atenta contra la buena convivencia escolar” y va “contra el rendimiento académico del alumno”.

Por ello, esta organización se ha mostrado dispuesta a debatir sobre la necesidad de “introducir racionalidad” en los deberes escolares, reconociendo los “beneficios” que tienen las tareas en el aula para “afianzar” lo aprendido, “inculcar un hábito de estudio, fomentar el esfuerzo personal” y para la “organización y planificación del trabajo del alumno”.

Todo ello, han añadido, “siempre que se respete la adecuación, la moderación y la proporcionalidad de dichos deberes a la edad y al nivel educativo y, a su vez, se respeten los diferentes tiempos del estudiante para jugar, descansar y relacionarse con los demás”.