El joven de 29 años, Javier Tirado Rodríguez, natural de la localidad sevillana de Villaverde del Río y miembro de la cuadrilla helitransportada de la base de La Iglesuela (Toledo), murió por un desprendimiento de rocas que cayeron de una ladera en las primeras horas de aquel fuego.

Ocurrió el 6 de agosto de 2015 en un siniestro que tardó dos días en ser controlado y que quemó más de 800 hectáreas de superficie, la mayoría de pinos, y que llegó a tener un perímetro de diez kilómetros obligando a desalojar a un millar de personas.

El recuerdo, como todos los años, ha sido en forma de minuto de silencio en la base, por un lado; y por otro con flores en dos monolitos, el que lo recuerda en el lugar del accidente, y el que se erigió en un parque de Casavieja.