Por ello, en el grupo de acción local de Amnistía Internacional decidimos convocar dicha acción el pasado sábado (4 de junio de 2016), contando con un cierto apoyo de todo aquel que se acercó al Grande para escuchar nuestras palabras de denuncia. A aquellas personas que nos ayudaron y que fueron a solidarizarse con Yecenia, les estamos plenamente agradecidos.

Sin duda, resulta especialmente cuestionable este artículo que escribo. Estas palabras de denuncia, que una vez más (y no os acostumbréis) tienen intencionalidad y mensaje positivos. Pero sí, desde luego que resultan cuestionables por salirme de la línea de quien decida expresar unas pequeñas líneas en un medio de comunicación durante estos días. En estos días, en los que el guión sólo pide hablar de campaña electoral, por ya haberse cruzado la casilla de salida. Si bien, quien me lea sabe que me suelo salir de la línea habitual y en un momento dado, me podría plantear hasta cruzar las líneas enemigas.

No obstante, volviendo al hilo de la cuestión, quiero transmitir la “utilidad” tan eficaz que tiene el activismo. Sí, leéis bien. Y es que Yecenia unos días siguientes tras nuestra humilde acción resultó liberada. Y con ello, no digo que las autoridades mexicanas hayan quedado perplejas frente a nuestra pequeña acción. No, puesto que como digo reconozco que fue humilde. Fue sólo un grano más. Un grano más en esa lucha constante e impagable que son las acciones en pro de los derechos humanos. Esa lucha constante defensora de la “implantación” de un mundo mejor, un mundo que de verdad apele al verdadero sentir de la justicia.

Simplemente nosotros expusimos el caso, con su dureza. La dureza que supone el hecho de imputarte un delito bajo una única prueba, controvertida como poco. La controversia resurge del hecho “imperdonable” de obtención de un presunto testimonio delictivo a costa de vejaciones físicas y psicológicas. A la protagonista en cuestión se la llegó incluso a violar. Lo más deleznable es la pérdida de libertad “consecuente”. Más deleznable lo es en atención a cómo se han desarrollado los hechos. Pero no, hablemos de Venezuela. México no interesa y mucho menos, en campaña.

Y para colmo, México vuelve a salir a la palestra con un juez machista que le quita la custodia a una ciudadana española, por cuestionar su vida. Por considerar vergonzoso el hecho de que dicha ciudadana criara a su hijo por su cuenta, con todo el derecho del mundo y, que en su tiempo, a su antigua pareja (padre de su hijo, por cierto) la hiciera lavar los plazos. ¡Qué ocurrencias! ¡Qué antinatural es una mujer! Pero no interesa al mass media hablar de México y menos, en campaña. Venezuela y Maduro es más importante. Es indudablemente parte de la agenda.

En fin, dije que el artículo pretende transmitir un mensaje positivo. Así que dejemos aquí las líneas. Dejémoslas de nuevo reivindicando la importancia de luchar. La importancia de luchar por un mundo mejor. ¡Qué cansino soy! Sí, desde luego. No lo dudo. No sirva de precedentes y sigamos gritando por casos como el de Yecenia, sin mirar sólo hacia las “fronteras”, ya que en nuestro país ya sucede. Y si dudáis de ello hacedle una llamada o escribid un correo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¡Salud y fuerza Yecenia! Sigamos.