La historia tiene elementos de todo tipo, ya que el arrestado alegaba que le secuestraban por viejos problemas de cuando había trabajado tenido un club de alterne de Pontevedra.

Se le acusa de ser autor de un delito de simulación de secuestro, en concurso con otro de estafa. En 40 días estafó a sus progenitores 23.000 euros, en un tiempo en el que simuló ser secuestrado en varias ocasiones por deudas contraídas por él mismo, pidiendo sus supuestos captores diferentes cantidades de dinero para su liberación. Actuaba así bajo un plan preconcebido mediante engaño con la finalidad de que sus padres incurriesen en un error patrimonial que les ha causado perjuicio económico.

Esas cantidades eran solicitadas por el detenido a sus padres, señalando que estaba retenido y de esa forma encubrir su necesidad de obtener dinero para su "disfrute personal", ya que mientras tanto se encontraba en restaurantes, locales de ocio y establecimientos nocturnos de alterne en los que "le gustaba exhibirse con dinero".

Premiado

Al mostrar ese nivel de vida se había llegado a correr el rumor de que había sido agraciado con uno de los dos grandes premios del Euromillones que cayeron recientemente en Arévalo.

El detenido había dado órdenes a sus padres de que no avisasen del hecho a las Fuerzas de Seguridad. Ellos incluso escucharon por teléfono que le estaban amenazando si denunciaba el caso, antes de que la comunicación se cortase violentamente.

Dado que habían recurrido a los bancos pero que ya no les daban más crédito, acudieron el 5 de junio al cuartel de la Guardia Civil de Arévalo ante el temor de un fatídico desenlace si el mismo día no abonaban 1.500 euros que exigían los supuestos captores. Cuando los padres estaban ante los agentes recibieron una nueva llamada, en la que el hijo decía estar "muy agotado, maniatado y amordazado". Él achacaba las amenazas y secuestros a las supuestas deudas de la época en que había sido empresario de un club de alterne en Pontevedra.

Amenazas

Fue cuando los agentes se enteraron que a mediados de abril se había reunido con los padres para advertirles de que recibía amenazas que ponían en peligro su integridad física, que le habían amenazado de muerte y que no avisase a las fuerzas de seguridad, ya que conocían donde vivía la familia, en la que hay menores de edad y podían ser víctimas.

A partir de esa fecha, el hombre desapareció sin explicación durante varios períodos. Una madrugada los familiares recibieron una llamada exigiendo un rescate, que debían pagar el mismo día en una cuenta bancaria. Entonces volvió a aparecer hasta el vencimiento del siguiente desembolso, sufriendo nuevas supuestas detenciones si se retrasaban en el pago.

La Guardia Civil estableció un dispositivo especial de búsqueda y cierre de la provincia, con un permanente seguimiento de las actuaciones del caso con ramificaciones en otras provincias. En este tiempo se movilizaron numerosos recursos y efectivos, con la alerta a distintas unidades centrales para que pudieran actuar inmediatamente en el caso de una actuación urgente en el que hubiera que activar los protocolos para casos de secuestro.

De las diferentes líneas de investigación se supo que la persona "secuestrada" no desarrollaba actualmente actividad laboral remunerada alguna, y se observó que un día después de efectuarse uno de los desembolsos adquirió un vehículo que administrativamente no figuraba a su nombre, sin que esa circunstancia fuera conocida por su familia. El vehículo no fue encontrado en Arévalo, donde supuestamente había sido secuestrado.

Mentiras

Las investigaciones desmontaron que sus testimonios eran mentira. Por ejemplo, a la familia les decía que cuando le secuestraban le llevaban a una zona de pinares, posiblemente de la provincia de Zamora.

De las gestiones del entorno donde habría pernoctado se conoció que el supuesto raptado acudía a restaurantes, locales de ocio y clubes de alterne, donde le gustaba exhibirse con dinero y hacer ostentación, acudiendo con otras personas a las que invitaba siempre.

Fruto del dispositivo de búsqueda, fue localizado en el interior de un establecimiento de hostelería de Arévalo "en perfecto estado de salud, no presentando ninguna herida, lesión o signos de haber sufrido cualquier acto de agresión", ya que a su familia contaba que tomaba represalias físicas contra él, tales como señales en extremidades o en el rostro.

Fue detenido por un supuesto delito de simulación de delito en concurso con otro de estafa, al simular su secuestro en distintas ocasiones. La investigación ha sido coordinada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Arévalo, ante el que fue puesto a disposición judicial.