También sirven para observarlas con la vista para conocer, a escala, detalles que pueden pasar desapercibidos al ver el monumento de verdad.

Con las puerta de San Vicente y la del arco del Mariscal se completan las nueve entradas a la muralla. "Dos puertas totalmente diferentes, una fortificada y otra un hueco de paso", según ha explicado el alcalde, José Luis Rivas, que ha recordado que la primera maqueta tiflológica de una de las puertas se expuso en 2009, poco después de abrirse el tramo del adarve accesible "con la finalidad de que todo el mundo conociera la muralla, de que no existieran barreras".

Las primeras, las puertas del Alcázar y el Rastro, se hicieron en bronce para situarlas al aire libre, pero la Fundación ONCE recomendó que se instalasen bajo techo porque podrían resultar dañadas para la interpretación.

Madera antigua

Las maquetas, financiadas por la Fundación ACS, son obra de Paco García, quien ha utilizado madera de nogal "muy antigua", conseguida de manos de un carpintero que la tenía "desde hace 40 ó 60 años".

Para elaborar la maqueta, en dos meses, trabaja con plazos de alzada y fotografías, y no todas están hechas en la misma escala.

La exposición permanente de las maquetas ha sido visitada por "muchísima gente" y "cuenta con muy buena acogida", que el alcalde espera que sea aún mayor al mostrar todas las puertas, para lo que ha propuesto sea más difundida.

El próximo paso es elaborar una maqueta de todo el adarve de la muralla financiado por el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.