La Operación Moscoso ha hecho caer una banda organizada dedicada a estafar, blanquear capitales y usurpar las funciones públicas, donde los estafadores tenían como objetivo aprovecharse de la necesidad laboral captando a personas  desempleadas o sin trabajo estable.

Los afectados son de las provincias de Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Toledo, Ciudad Real, Madrid, Badajoz, Murcia y Valencia, si bien la Guardia Civil no da por terminada la operación y ha hecho un llamamiento a los afectados que no hayan presentado denuncia.

El Grupo de Delincuencia Organizada Antidroga EDOA, de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil, investiga el hecho desde finales de año, cuando se conoció que en varias localidades de la provincia abulense había personas ofreciendo la posibilidad de ocupar plazas en la Administración Pública sin pasar ninguna prueba o examen, a cambio de pagar ciertas cantidades de dinero.

Poco después se determinó que era un grupo organizado y con funciones jerarquizadas el que se dedicaba a cometer un delito continuado contra el patrimonio, basado en la estafa, asimilando al fraude, timo y engaño.

El inspector

En concreto, era un individuo que se hacía pasar por inspector del Ministerio de Educación y Ciencia que, apoyado por un grupo estructurado y ubicado en otras provincias, se dedicaban a la captación de personas desempleadas y sin actividad laboral, a las que en una primera entrevista ofrecía a las víctimas distintos puestos de trabajo de la Administración Pública.

Se les ofrecía puestos de una supuesta "libre designación", que  denominaban de coordinadores, técnicos o conserjes, todo ello a cambio de entre 500 y 3.000 euros por puesto de trabajo, que les pedían que lo ingresasen en una cuenta bancaria o en efectivo.

Los tres focos de estafadores estaban en Ávila, León y Toledo, pero siempre dirigidos desde la capital abulense del que aseguraba ser inspector del Ministerio de Educación y Ciencia.

Confianza

El modo de convencer a las víctimas era ganarse la confianza, para lo que se les abría un supuesto expediente y otros trámites falsos, pidiéndoles documentación personal. En algunos casos llegaban a devolver la cantidad ingresada a quienes sospechaban del engaño que podrían estar sufriendo, con lo que así daban a los demás mayor apariencia de legalidad.

Tras analizar las cuentas bancarias de la banda se han contabilizado 96.000 euros, si bien la cantidad se supone mayor, ya que algunos perjudicados pagaron en mano a los estafadores.

La historia siempre acababa igual: a los afectados les comunicaban una fecha para firmar el contrato de empleo, pero poco antes de ese día la fecha se demoraba y nunca más volvían a verse.

Denunciar

La Guardia Civil ha llamado a denunciar los casos de quienes no lo hayan hecho: pueden dirigirse al teléfono 920 22 44 00 o por correo electrónico (av-cmd-avila-uopj@guardiacivil.orgl). La investigación continua y no se descartan nuevas detenciones, estando el caso en manos del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3.

Según los investigadores, "el modus operandi versa en una teoría simple, pero de sofisticada aplicación", donde los estafadores se presentaban como "holdings, que intervienen el dinero sólo y exclusivamente para optar a una plaza en el mercado laboral".

El objetivo de los estafadores partía de "entablar una conversación con cada una de sus víctimas personalmente, presumiendo que no hay nada que esconder".

Persuasión

La estafa en cuestión está basada "mediante un sistema estructurado, donde en realidad las nuevas víctimas pagaban con el fin de obtener su soñado puesto de trabajo, agravándose la situación de estas personas ya que son sensibles a no haber podido optar por un trabajo remunerado desde hace tiempo, así como su precaria situación económica al carecer del mismo".

A la hora de cometer los delitos, los estafadores utilizaban "marketing, la psicología de sus víctimas y estrategias persuasivas, todo ello para llevar a éstas a una total credibilidad de sus actos".

El primer objetivo era el de "conseguir que cada víctima creyera fehacientemente en la realidad de la oferta de trabajo que se le presentaba, de tal forma que los estafadores establecían conversaciones telefónicas y personales con sus víctimas para de esa manera ganarse su confianza".

Incluso crearon grupos de Whatsapp entre todos ellos para estar informados de las fechas que los estafadores anunciaban para las correspondientes firmas de los futuros contratos, sin embargo una vez que se aproximaba el día fijado, el estafador anunciaba que había ocurrido "cualquier tipo de anomalía en el Gobierno central o en el europeo, de tal forma que esas fechas eran aplazadas permanentemente".