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La obra detalla todos los pormenores de un edificio clasicista de grandes proporciones, abandonado y en la incuria hasta que en 2011 al menos se apuntalaron sus muros.
Se trata de un obra que, con origen en el siglo XIV, se inició hacia 1525 y que se acabó en 1640 bajo la mano del arquitecto Juan Ribero de Rada, ganador del concurso para ampliar la Catedral de Salamanca y "uno de los mejores de la época". Aunque no vio concluido el edificio, se siguieron sus trazas y del último Renacimiento italiano.
De la mano de Fray Luis de León -que murió en él en 1591-, la magnitud del edificio (400 por 200 pies) tiene que ver con la fortuna del cardenal Gaspar de Quiroga, madrigaleño y arzobispo de Toledo, según relata Gascón en su libro, donde queda reflejado que a partir de 1808 con las guerras napoleónicas entra en decadencia, para ser desamortizado y adquirido por un farmacéutico, antepasado de los actuales propietarios.
Hasta comienzos del siglo XX fue utilizado como viviendas y molinero harinero. Después desaparecieron piezas y otras se vendieron, de las que algunas forman parte de algunas viviendas de Madrigal.
Bienes muebles del edificio se encuentran en el Convento de las Agustinas y en parroquias de la localidad mientras que las pinturas del retablo, de Juan Pantoja de la Cruz, permanecen en el Museo del Prado.
Salvaguarda
Gascón ha querido destacar que las mejoras en el convento hay que agradecérselas a la asociación Amigos de Madrigal, quienes han reivindicado la salvaguarda para que el edificio no permaneciese en el abandono.
El autor de 'El convento agustino extramuros de Madrigal de las Altas Torres', que leyó su tesis en 2007, quiere que se adopten medidas para que el monasterio no se venga abajo, pero reconoce que darle un uso es "complicado" dado su "gran tamaño". En Madrigal se ha barajado dedicarlo a museo del vino.
La obra hace nuevas aportaciones al conocimiento de la historia de Madrigal, según dijo en la presentación el presidente de la Diputación, Jesús María Sánchez Cabrera, quien ha subrayado el apoyo de la Institución Gran Duque de Alba a iniciativas dirigidas a poner en valor el patrimonio artístico de la provincia, por ejemplo a través de las investigaciones históricas, como en el caso de este volumen.
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