Con este tema sobre la mesa charlaron -el jueves- Alberto Bañuelos-Fournier, Amador Braojos y Emilio Sánchez García con Ilia Galán como moderador en el octavo encuentro de la Cátedra C.S. Lewis.

El burgalés Bañuelos-Fournier habló de que en esa relación que existe entre  espiritualidad y escultura, en su trabajo con la escultura "hay un intento de trascender, hay una espiritualidad en el sentido más amplio de la palabra", donde "busca transmitir esa idea, esa espiritualidad, haciéndolo mediante el trabajo con la piedra y otros materiales como la madera y el hierro", si bien es con la piedra con la que mejor se expresa.

"La lucha con la dureza de la piedra se convierte en una ayuda, porque esa lucha que se establece entre la resistencia de la piedra de alguna manera queda reflejada y de ella sale una escultura mucho más interesante", ha expresado.

"Al final el resultado siempre es la lucha que se está estableciendo", y “cuanto más problemática hay, como pasa con el hijo complicado, casi es el que más quieres porque esa lucha te ha hecho quererlo más", por eso en "ese diálogo, en esa problemática con la piedra, es donde surge precisamente lo más interesante de su obra".

Sacar el valor

Por su parte, el toledano Amador Braojos, explicó que lo que él hace como arte, son trabajos y obras entre piedra y metal, especializándose en piedras semipreciosas, donde la obra, "básicamente está fundamentada en sacar el valor de lo que el material es en sí".

Habló del "mensaje que tienen los propios materiales" y quisó explicar "la mística que tienen los materiales en su propia constitución".

Braojos quiere "sacar el lenguaje propio de la materia sin desnaturalizarla, ya que la tendencia de las esculturas en piedra ha sido la de desnaturalizarlas", ya que tiene "mucho respeto para que el material sea el protagonista".

De la escultura de Emilio Sánchez dijo el autor que empezó con la madera para pasar a la unión del hierro y la piedra: "esa materia tiene mucha espiritualidad unida a las emociones y sensaciones, que se perciben y experimentan cuando se adentra en la montaña, percibiendo muchísimas cosas para mostrarlas y luego sacarlo a través de la materia en la obra".

Además sus obras son "una forma de transmitir y dar a la gente" lo que el escultor está percibiendo y lo que está dando en sus obras.

Sánchez se refirió a la relación "entre la dulzura y la dureza de la materia unida a la espiritualidad". Dicha relación está en que “es una materia viva, cálida que atrae desde el mismo momento en que se ve, porque es noble como en el caso del hierro, que tiene alma, porque para trabajar el hierro se debe calentar y golpearlo y a medida que se va golpeando, lo vas doblando a tu manera y obedece a tus manos y a tu cabeza", mientras que la piedra es "compacta, fría, fuerte" y sus características son adaptadas a lo que el escultor pensó o se imaginó crea.