En el funeral celebrado -el lunes por la tarde- en el Convento de La Santa, el prior del convento, David Jiménez, se refirió a él como el Padre Quirós -cono era conocido entre los frailes- y como Don Antonio, "el maestro de muchos de vosotros que os encontráis hoy aquí para dar también el último adiós al que fuera vuestro profesor de música".

"Para él -expresó- la música no era un oficio más, sino su pasión. Vivía con la música y a ella le entregó mucho de su tiempo, estudio y esfuerzo", y a "la delicadeza de sus composiciones, la finura de sus adaptaciones musicales, la entrega generosa a la enseñanza".

El prior recordó en la homilía que han pasado "tres años desde aquella mañana del 9 de octubre de 2012, en que un fatídico tropezón y una mala caída truncaron la vida del Padre Antonio y le hicieron recorrer un penoso viacrucis entre hospitales, operaciones y convalecencias que agotaron poco a poco su vida".

"El dolor de contemplar al Padre Quirós, un hombre vivo, inquieto, activo, trabajador incansable... en esa situación, nos ha quebrado el corazón", lamentó.

Más de 40 sacerdotes de todas las casas carmelitanas de la provincia en la zona de Castilla, otros de la diócesis y del Cites, acudieron al funeral.

El prior se refirió a la impresión de "escuchar al coro fundado, criado y mimado por él sin contar ahora con su presencia", de un carmelita que ingresó en la Orden Carmelita fundada por Santa Teresa "muy joven, y a vivir en ella dando testimonio de que esa vida plena sólo se alcanza junto a Dios".

"Testigos de esto hemos sido los que hemos conocido su entrega al ministerio sacerdotal en esta casa durante más de 30 años", ha añadido.

"Nuestra comunidad -dijo- pierde a unos de sus hermanos, siempre tan pendiente de todas las cosas, detallista y sensible en extremo. Parece mentira no volver a verle en la biblioteca musical, o tocando el órgano de esta iglesia tan bellamente como él sabía hacer, o acompañando los oficios religiosos con su música".

"¡Cuántas veces no habrá corregido vuestras manos o habrá guiado vuestros ojos leyendo una partitura!", rememoró Jiménez, citando los acompañamientos musicales en las celebraciones en la Catedral, el trabajo por los coros de Ávila o la preparación para el coro de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

"Nuestra ciudad está en deuda con Don Antonio, que tanto hizo por la cultura y la música en Ávila: su trabajo en el conservatorio, jornadas musicales, formación de músicos, coros y orquestas, conservación y restauración de órganos...". "Perdonadme el atrevimiento y el cariño de hermano, pero despedimos al Tomás de Victoria de nuestros días", concluyó el prior la homilía por Antonio Bernardo de Quirós.