Este elemento de la fachada occidental del templo catedralicio quedó mutilado y oculto cuando se acometió la reforma de la fachada en el siglo XVIII.

El arquitecto responsable de los trabajos, Joaquín García Rodríguez, ha puesto de relieve este hecho porque "se recupera un elemento de la fachada oculto durante muchos años y que se desconocía que existiera".

Los trabajos en la fachada, presupuestados en 260.000 euros por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico y el Cabildo Catedralicio, terminarán en noviembre.

En ellos, el maestro cantero Rodrigo de la Torre ha reconstruido buena parte de las piezas perdidas del tímpano, elemento que data del siglo XV obra de Juan Guas, cuando realizó una portada que sustituyó a la original gótica, que fue trasladada a la puerta norte.

Eclipsado

Fue la colocación de diversas piezas, como el medallón de San Segundo, y la reforma del siglo XVIII, lo que eclipsó el tímpano ahora recuperado.

La reconstrucción se ha llevado a cabo tomando como modelo las partes que aún se conservan del trazado del escultor flamenco y el siguiente paso será la colocación de las piezas nuevas en la fachada.

Según el arquitecto, el tímpano otorga a la catedral abulense "una singularidad en el conjunto de catedrales de Castilla y León, con apertura de luz al exterior".

Mientras siguen las labores del tímpano, el proceso de limpieza, reintegración y reposición de la piedra de la fachada ya ha finalizado.

El arquitecto ha explicado que "para que la portada pueda recuperar todo su valor, se limpiará la puerta de madera principal y se modificará el cortavientos del interior". Está estudiándose el sistema de desmontaje y se diseñan los vierteaguas que servirán para paliar el principal problema de la fachada, que son la humedad y las filtraciones.

Hueco de acceso
También se trabaja en determinar el origen y significado del hueco de acceso a la terraza, descubierto durante el proceso de restauración cuando se ha retirado una de las losas del suelo.

Este espacio será aprovechado para acondicionar un nuevo acceso que permita garantizar el adecuado mantenimiento de la terraza, que se ha impermeabilizado para evitar cualquier tipo de filtración, y de la fachada.

Sensores
Hace unos meses se colocaron 15 sensores inalámbricos en la fachada -como también en el interior del templo- para recopilar datos de temperatura, humedad y luminosidad, que servirán parea conocer mejor las causas y los efectos del deterioro de la fachada.

"De momento es pronto para tener detalles, pero tras un tiempo de monitorización podrá determinarse, por ejemplo, hasta qué punto afectan  la contaminación atmosférica o la luminosidad a la piedra utilizada por Juan Guas en su construcción", según ha explicado el responsable de los trabajos.

Los sensores también tomarán el pulso a las condiciones de temperatura y humedad del área en la que se situarán las esculturas retiradas de la fachada, que quedarán expuestas en la capilla sur a los pies del templo, zona que ya ha comenzado a acondicionarse para el próximo traslado de las piezas.

Aquellas esculturas estaban desfiguradas por los efectos del agua y las palomas, algunas irreconocibles, como está casi todas las figuras y ornamentación, algunos como si fueran una esponja o arena de plaza, mientras que algunas pocas mantienen el tipo y dejan ver su figuración.