En la homilía que ha pronunciado en la misa que ha reunido a más de 800 peregrinos de todas las parroquias de la diócesis de Ávila con motivo del fin del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, García Burillo ha admitido que la “tentación” para una diócesis “tan antigua” como la abulense es la de quedarse “cómodamente instalados en lo de siempre”, vivir centrados en los problemas internos “sin salir al encuentro de quienes no comparten la fe".

“Ojalá este año hubiéramos conseguido que en nuestros templos se hubiera dado una acogida calurosa”, ha reconocido, aunque “no es suficiente”. “No se trata de que ellos vengan, sino de que nosotros salgamos a su encuentro”, ha animado.

Modificar costumbres
“Y si, para conseguirlo, tenemos que modificar costumbres, tradiciones, horarios, distribución del clero, itinerarios catequéticos, procesos educativos en los colegios o formas de atención en los hospitales, habremos de hacerlo”, ha añadido.

El prelado abulense ha pronunciado estas palabras en la eucaristía celebrada el sábado en la Catedral, oficiada pos 28 sacerdotes y cuatro seminaristas. Los participantes en la ceremonia partieron desde tres lugares teresianos (Convento de La Santa, San José y La Encarnación), desde donde se dirigieron en comitiva hasta el primer templo de la ciudad.

La misa ha puesto el punto final a la misión diocesana llevada a cabo con motivo del centenario, que se ha desarrollado con el lema ‘¡Ya es tiempo de caminar!’, una frase que pronunció Santa Teresa poco antes de morir.

Objetivos
En este sentido, el obispo ha recordado que la reforma teresiana tenía cuatro puntos “esenciales” para la fe cristiana: la oración como amistad con Cristo; la creación de comunidades donde se viva la fraternidad; la pobreza que supone amor a los necesitados; y comprender la fe como el mayor tesoro, llevando el anuncio del Reino para la salvación de los hombres.

Estos cuatro objetivos responden, según el obispo de Ávila, a cuestiones “fundamentales para la sociedad actual”, como son la apertura a la trascendencia, la soledad, la seducción de las riquezas y el problema de la verdad.

Así, ha incidido en que la misión de este año “no ha sido un evento extraordinario”, sino “el inicio de una nueva forma” de situarse ante el mundo para transmitir el Evangelio.

Para ello, ha propuesto que la comisión que ha coordinado este año la misión continúe activa para seguir promoviendo la nueva evangelización, vinculada a la Vicaría de Pastoral. En segundo lugar, ha pedido que los equipos misioneros diocesanos sigan trabajando, formándose y poniéndose al servicio de la Diócesis a través de esta comisión. Y en tercer lugar, ha invitado a acoger el año de la misericordia, convocado por el Papa, “en perspectiva misionera”.