Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
Causa común y casa común
Alberto Garzón, el joven líder de IU, es un podemita ideológicamente puro. Tiene en su adn político los mismos genes, las mismas aspiraciones y el mismo sueño que Pablo Iglesias. El nacimiento de Podemos, formación surgida de las entrañas del movimiento 15M, le pilló a contracorriente.
Su precocidad política, es diputado por Málaga desde el 2011 y candidato a suceder a Cayo Lara, le ha jugado una mala pasada. La ciclónica irrupción de Podemos en el escenario político español le ha pillado “colocado”, tanto en las instituciones como en la coalición donde aspira a ser el próximo coordinador general. Está siendo para él un vía crucis personal. Quiere y ama a Podemos pero se debe a IU. Tanto es así que no apoyó a su propia candidata a la alcaldía de Madrid, Raquel López. Sin quererlo se ha convertido en un auténtico caballo de Troya para una coalición que siempre fue de frente, dando la cara ante los electores, sin ambigüedades, sin engaños, ni subterfugios, enseñando su carné ideológico, defendiendo su programa político en todas las instituciones donde tenía representación. Su apuesta por converger con plataformas de unidad popular en las próximas elecciones, conservando así las siglas de la coalición, es el principio del fin para un partido que ha luchado de frente por mejorar la vida de todos desde la oposición democrática.
Podemos no admitirá jamás acoplar las siglas de IU a su marca. A Pablo Iglesias, de Izquierda Unida solo le interesan sus votos, sus cuadros y su infraestructura. Los históricos de la coalición, que conocen mejor que nadie la verdadera personalidad política del líder de Podemos, han advertido que la disolución de la mítica formación está al caer. No es lo mismo liderar plataformas de unidad popular que converger con ellas, no es lo mismo converger por asunción que por consunción.
Una cosa es la casa común y otra la causa común. La causa común no ofrece problemas para asumirla por parte de Iglesias, es su sueño intelectual, sueño que comparte al cien por cien con Garzón, pero sí que existe un problema a la hora de compartir la casa común. La construcción de la casa podemita le pilló en el lugar equivocado (el parlamento que tantos privilegios y prebendas otorga a todos sus diputados), y en el momento más inapropiado: cuando estaba a punto de ser el líder de una coalición que pasaba por ser la única fuerza política genuinamente de izquierdas.
La política hace extraños compañeros de cama, pero también separa a hermanos de sangre ideológica. Izquierda Unida ha demostrado en algunos territorios y localidades que su base es leal, pero Cayo Lara, hombre que transmite decencia y principios, no hizo nada por apartar a un hombre que desde la irrupción de Podemos se mostró siempre más dispuesto a apoyar a Iglesias que a defender los intereses de los suyos.
Su discurso convergente no es más que una concepción agonística de la política. Quiere estar con los suyos sin dañar a los que le acogieron y le proporcionaron un buen vivir. Y eso es un imposible.
Para asaltar los cielos, Iglesias necesita votos, cuadros, pero no siglas. Y utilizará a Garzón para la causa, pero no le meterá en la casa común porque ésta está escriturada desde el principio a nombre de Pablo Iglesias Turrión.
Los bautistas y los profetas, señor Garzón, están destinados a ser bendecidos, y los que gobiernan, aunque sea una formación política, están condenados a ser maldecidos, algo que según Castelar había que aguantar con virilidad y nobleza.
Nos | Jueves, 09 de Julio de 2015 a las 06:18:00 horas
Confio en que de cara a las generales tanto Alberto Garzón como Pablo Iglesias estén juntos. La presentación ayer del manifiesto del proyecto "Ahora en Común" para la confluencia en todo el país y al que ya se han adherido a título individual escritores, intelectuales, dirigentes de Podemos, IU, Equo, de candidaturas municipalistas, de las mareas gallegas, etc, es una esperanza para la unidad popular.
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