Ha manifestado "no compartir" la decisión de los diputados rebeldes con el PP, que se hicieron con la presidencia. Y ha lamentado "las formas", aunque ha añadido: "tampoco sabemos lo que puede haber habido".

Martín Blanco, que en último mandato ha sido responsable de Familia, Dependencia y Oportunidades con dedicación exclusiva a la Diputación, ha manifestado que en el pleno donde se eligió al nuevo presidente él votó al candidato oficial, "por lealtad al PP, a la Diputación, a las normas y a los alcaldes".

También ha manifestado que desea conocer los motivos de la rebelión, "la realidad de las cosas", de una mayoría de sus compañeros de grupo antes de opinar al respecto.

Toque o rebeldía

Si fue "un toque de atención por algo que no se ha hecho bien en el partido (...) estaría satisfecho de que fuera un toque de atención". "Si es una rebeldía para castigar a la provincia o a la Diputación", ha dicho que "no estaría de acuerdo".

"Si es un toque de atención al partido, tendrán que poner pie en pared para decir qué está pasando y por qué", ha añadido.

Ha señalado desconocer "si en algún momento alguien se puede haber dirigido al partido advirtiendo de lo que podía pasar", y ha indicado que este asunto son "cosas internas del partido", por lo que los dirigentes del PP deberán encargarse de "tomar las medidas que consideren oportunas".

En todo caso, Martín Blanco ha indicado que seguirá "trabajando por la Diputación y por el partido", y que aceptara que el nuevo presidente le otorgue alguna responsabilidad: "si es para ayudar a la Diputación y a los pueblos que realmente me han votado, lo vamos a hacer. Eso está clarísimo".

"Yo creo que no me negaría nunca, porque sería negarme al presidente de la Diputación, que lógicamente es mi jefe, aunque tampoco desobedecería órdenes del partido", ha añadido, porque la defensa de la institución, los pueblos de la provincia y el partido "no debe ser incompatible".