La investigación, que se ha plasmado en una tesis doctoral con la que la profesora ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude, se ha centrado en la localidad de Tórtoles, donde desde el siglo XIV existían zonas próximas al municipio que sufrían procesos de erosión, debido a roturaciones que fomentaban la escorrentía.

Esto provocaba que, cada año, se perdieran “grandes cantidades de suelo” en forma de sedimentos, mientras que, en época de lluvias, estos sedimentos causaban avalanchas de tierra y fango, con el consiguiente peligro para la población.

Los sedimentos también acababan en el embalse de Santa Teresa, destinado a generar energía eléctrica y al suministro de riego y actividades industriales, pesqueras y de recreo, que veía disminuir su capacidad de almacenamiento.

Río Corneja
Por esta razón, la Confederación Hidrográfica del Duero realizó un proyecto de restauración hidrológico-forestal, redactado en los años 60 del siglo pasado, mediante el que se repoblaron más de 400 hectáreas de cuencas de pequeños torrentes y arroyos tributarios del río Corneja, además de incluir la construcción de 123 diques gavionados.

Estos diques incluyen una serie de jaulas de alambre de acero rellenas de piedra, apiladas unas encima de otras, como si se tratase de una fábrica de ladrillos, hasta conseguir una estructura escalonada.

En este sentido, la investigación realizada desarrolla una nueva metodología para medir la erosión, basada sobre trabajos topográficos y cálculos analíticos, con el fin de determinar la eficacia de los diques en el control y retención de sedimentos y, por ello, en la reducción del riesgo de avalanchas e inundaciones que sufría la zona.

También el proyecto ha comprobado los cambios geomorfológicos que se producen cuando se utilizan estos diques, gracias a la reducción de pendiente y estabilización de laderas que consiguen.

La superficie que se consigue, además, podría ser empleada para su plantación, cuando, de no emplearse este sistema, se perdería.