Del Miércoles, 15 de Octubre de 2025 al Sábado, 18 de Octubre de 2025
Cada 13 de junio, el entorno del convento franciscano de San Antonio vive la fiesta en honor a este santo portugués con la afluencia de cientos de personas durante toda la jornada.
Por la mañana con la tradición del reparto de los panecillos o bollos de pan, por la tarde con la misa celebrada en el paseo central del jardín de San Anonio y luego la procesión, y por la noche con la verbena.
No es el único sitio donde se hace, pero sí uno de los que más devotos atrae. Cientos de panecillos se entregaron el sábado por la mañana con motivo de una festividad que se celebra durante varios días, aunque es en esta jornada cuando las puertas del convento se abren de par en par para recibir a los cientos de fieles que, de forma incesante, acuden a venerar al santo.
Aunque la eucaristía principal fue a por la tarde, en las misas de por la mañana, desde primera hora, al finalizar la celebración se cumple con la tradición de repartir pequeños bollos de pan, bendecidos previamente, que hacen que la afluencia, incluso, sea mayor.
Desde hace más de un siglo se cumple en el convento con esta tradición que se repite en esta jornada en templos similares de Valladolid, Soria o Madrid, aunque, en el caso de Ávila, coincide con un hecho que se produjo hace 102 años, como fue la adquisición de la imagen que se venera.
Pan de los pobres
Se cree que fue en ese momento cuando comenzó el reparto de bollos de pan a los asistentes, en recuerdo del 'pan de los pobres', un cepillo o caja para recoger donativos con el que cuentan estos conventos como consecuencia de uno de los milagros atribuidos a San Antonio de Padua, que en realidad se llamaba Fernando y nació en Lisboa en el siglo XII.
Existen varias versiones en torno al porqué del reparto de pan, aunque la más extendida cuenta que el fraile se conmovía tanto con la pobreza que, en una ocasión, distribuyó entre los necesitados todo el pan del convento en el que vivía. Al darse cuenta un hermano de que no tenían nada que comer, San Antonio le pidió que comprobara si realmente no había existencia, ante lo que el hermano se encontró que los cestos estaban rebosantes de pan, que acabó siendo repartido entre los pobres y los frailes.
Otra de las leyendas hace referencia a un milagro ocurrido en Padua, cuando un niño se ahogó en una tina de agua y su madre hizo la promesa de dar a los pobres tanto trigo como pesaba el niño si revivía. El niño resucitó y, desde entonces, se extendió la devoción denominada ‘pondus pueri’ o peso del niño, mediante la que los padres prometían donar tanto pan como pesaran sus hijos para que los protegiera de epidemias y otros males.
Procesión
Tras la misa que comenzó a las cinco de la tarde, la procesión con la imagen del santo recorrió las calles de la ciudad, y después tuvo lugar la subasta de regalos. La verbena con la Orquesta Miramar puso fin a la jornada festiva.
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