Entre la actividades, la performance 'Trazando puentes de piedra' que, dirigida por el director de escena abulense Carlos Martín Sañudo, ha contado con el actor Said El Mouden ('El Príncipe', 'Cuéntame' o 'Águila Roja') y la actriz Sherezade El Mourabit, quienes leyeron, como islámicos, un rotundo manifiesto reivindicando la igualdad de las mujeres en el país iraní.

Cada uno de ellos a un lado junto a un montoncito de piedras blancas -"las que se usan para lapidar a una mujer", advirtió Sherezade- los asistentes fueron colocándolas para hacer con ellas una hilera de unión entre ambas, "trazando puentes de concordia".

Un taller de pintacararas para los pequeños y el reparto de caretas de mujeres leonas sirvieron para exigir el derecho femenino a trabajar igual que los hombres

Discriminación
A través de esta acción, igual que en numerosas otras ciudades de  España, Amnistía Internacional exige a las autoridades iraníes que "pongan fin a las medidas que discriminan cada vez más a las mujeres iraníes", en un país que "debate actualmente la aprobación de dos proyectos de ley que limitarían significativamente los derechos humanos de las mujeres", según ha explicado la coordinadora de Amnistía  Internacional en Castilla y Leon, Noelia Espina.

El proyecto de ley para aumentar las tasas de fecundidad y prevenir la disminución de la población y el proyecto de ley integral sobre población y exaltación de la familia, "ayudar a forzar a las mujeres a un matrimonio temprano y a maternidad repetida, niega la igualdad en materia de empleo, divorcio y relaciones familiares, y también facilita la impunidad de la violencia doméstica".

Las autoridades de este país "fomentan una cultura peligrosa en la que las mujeres son despojadas de derechos fundamentales y consideradas máquinas de procrear, sin tener en cuenta que tienen derechos a decidir sobre su cuerpo y su vida".

Como ejemplos de discriminación ha señalado que las mujeres iraníes ya no pueden cursar ciertas carreras universitarias consideradas masculinas, ni hacer determinados trabajos, tienen prohibido entrar en estadios de deportes, deben respetar un código de vestimenta cada vez más estricto y "su testimonio en un procedimiento judicial solo vale la mitad que el de un hombre".