Tras la misa, a las 12,30 horas del sábado partió la comitiva procesional con todos los estandartes de las cofradías abulenses y la imagen del patrón de la capital, obra del escultor Antonio Arenas, al que el Ayuntamiento acordó recientemente dedicar una rotonda.

Fue entonces cuando los miembros del grupo folclórico Urdimbre bailaron la jota que en Piedrahíta se dedica a la Virgen de la Vega, al ritmo del grupo de dulzaina y tamboril Los Rondones.

Durante todo el recorrido de la procesión danzaron ante la curiosa mirada de los numerosos turistas, en una jornada en la que afluencia aumentó por la festividad de la Comunidad de Madrid. La Banda de Música Ciudad de Ávila puso el contrapunto musical al final de la comitiva.

Cuando la comitiva llegó a la ermita, ya se habían sucedido  largas colas de quienes deseaban pedir tres deseos al santo en el momento de introducir el pañuelo debajo de la talla de alabastro del santo.
Las visitas a la ermita fueron constantes hasta la noche, en un ambiente festivo de romería, incluida la tradicional subasta de regalos y los bailes de Urdimbre.

Si la procesión de San Segundo fue la última para el alcalde, Miguel Ángel García Nieto, era la primera para la nueva subdelegada del Gobierno, María Ángeles Ortega. También la despedida para muchos ediles, entre ellos para la más joven de la corporación, Beatriz Jiménez, encargada por ello de portar la bandera municipal durante el último mandato.

La misa celebrada en la Catedral contó con la homilía del arzobispo emérito de Zaragoza, Manuel Ureña, invitado por el obispo, Jesús García Burillo.