Cuando compramos el pan o llenamos el carrito en el supermercado o en una tienda de la ciudad, el periódico, tomamos una caña, vamos a la piscina; lo que estamos ejerciendo es un derecho de compra-venta. Cualquier situación en la que nos encontremos, aunque parezca lo más insignificante (sentarte en un  parque), leer un libro o, lo más hermoso de nuestra vida (ser padres) o, aún mas, en el momento de nuestra desaparición como persona humana (el fin de la vida), forman parte de ese marco llamado Derecho y por ende están reguladas normativamente por leyes y en un grado supremo por nuestra Constitución Española de 1978, la Norma Normarum (norma en la cúspide del Ordenamiento Jurídico español).

Desde esta ventana que me ofrece Avilared, quiero compartir con los lectores de este medio algunas realidades, no todas, que tengan relación con este mundo del Derecho y que, unas son curiosas, otras tristes, otras increíbles, pero que todas se fundamentan en hechos que acaecen y que nos pueden ocurrir a cualquiera de nosotros aún sin imaginarlo.

Estas realidades que expondré desde este medio, las comentaré, no desde una perspectiva personalista (aunque podré exponer mi opinión en algunas ocasiones), sino desde una perspectiva legalista. Pues todas las situaciones y hechos se pueden comprender, analizar, debatir, criticar, o incluso Juzgar, desde dos posiciones jurídicas: IURIS TAMTUM (presunción que admite prueba en contrario)  o IURIS ET DE IURE   (presunción legal que no admite prueba en contrario).

Por ello, el título de esta sección, IURIS ET DE IURE: acontecimientos y situaciones diarias que dentro de su legalidad no admiten prueba en contrario, pues la ley no las admite.