Lía es un perro de terapia entrenado especialmente para trabajar con personas con discapacidad motora, a las que se acerca lentamente buscando una caricia o llevando en su cuello o en la boca un aro para que aprendan a cogerlo y después se lo lancen.

Perteneciente a la asociación Curandog, Lía ha llegado a Ávila con dos cuidadoras, ambas psicólogas, desde Madrid, con el objetivo de participar en un taller de caninoterapia que se desarrollará en Pronisa durante los fines de semana, hasta junio.

Ocio terapeútico
Una decena de usuarios de Pronisa participa en este taller que busca mejorar la calidad de vida y el bienestar de los usuarios, ha explicado Rocío Calle, una de las psicólogas de Curandog, con el fin de proporcionar un ocio terapéutico a través de módulos de psicomotricidad, estimulación cognitiva y sensorial.

Para ello, se desarrollan actividades como la que aquí han denominado Juegos Olímpicos, un circuito psicomotor integrado por actividades como coger una pelota y lanzarla para que el perro la coja y se la devuelva a su dueño. Este gesto, ha señalado la psicóloga, ayuda a aumentar la autoestima de la persona, además de favorecer la motivación para realizar una actividad que, sin perro, podría ser “mucho más mecánica”.

Todas las actividades buscan, además, trabajar la atención mantenida, pero también se inician en la resolución de problemas o el procesamiento de la información, ha señalado la también psicóloga Laura de Nicolás, quien ha subrayado que los perros son previamente seleccionados y entrenados para desarrollar su labor.

No agresivos
Tienen que ser animales no agresivos, que busquen el contacto con las personas y les motive el contacto con ellas o, incluso, busquen una caricia por ellos mismos. “Lo importante es cómo se eduque a un perro y, en este caso, trabajar con ellos en el refuerzo social”, que busquen a las personas.

Aunque la caninoterapia tiene una trayectoria “bastante larga”, en España se va introduciendo “poco a poco” y “cada vez llega a más centros”, por los resultados a corto y medio plazo que ofrece este tipo de terapia. “Se ve rápidamente cómo las personas responden y cómo funciona la actividad”, ha incidido Laura de Nicolás, quien ha recordado los estudios científicos que se publican demostrando los beneficios de las intervenciones asistidas por animales.

Danzaterapia
Además de este taller de caninoterapia, Pronisa también ha empezado a impartir un taller de musicoterapia y otro de danzaterapia, que ayudan no sólo a facilitar la motricidad de las personas sino también su integración social, especialmente en el caso de personas con grandes necesidades de apoyo, ha subrayado Lourdes Jiménez, técnico deportivo y danzaterapeuta.

Con la danzaterapia, se favorece la expresión de sentimientos y emociones a través de la música y del movimiento, además de buscar el refuerzo de estímulos en personas en silla de ruedas o grandes dependientes.

Los colores o las texturas que pueden proporcionar los abanicos de seda o los velos de seda y diferentes colores, además de balones de diferentes tamaños son las herramientas que se emplean en este taller que también utiliza diferentes instrumentos de percusión que despierten estímulos en los usuarios.

Respuesta automática

Los beneficios, según Jiménez, varían en función de los usuarios, pero, “sorprendentemente, en los que menos autonomía tienen, es a muy corto plazo”, porque estar en un ambiente distendido, con música y colores llamativos, tienen una respuesta “automática”.

La realización de estos talleres ha sido posible gracias a la iniciativa solidaria de la UCAV, #ucavilasocial, que consiguió recaudar 1.731 euros y 320 horas de voluntariado social en un mes.