Para comenzar una canción de amor, aunque aclaró que, en realidad, todas son "actos de amor". Y así desplegó los temas de 'La llamada', su último trabajo discográfico, aparecido hace medio año con reivindicaciones a pie de calle: "escucha la llamada,/únete al grito de los cansados, la vida fue un ensayo, (...), que la tristeza, si es compartida,/se vuelve rabia que cambia vidas". O con 'Candombe para olvidar',  'Éramos tan jóvenes' o con "rebelión en Hamelín/no me seas conformista/acuérdate de vivir,/que no te engañe el flautista".

Entre tema y tema ha tenido tiempo parta contar anécdotas de su trayectoria, cuentos e historias mágicas, como el propio escenario de arbustos luminosos, con cientos de estrellas que recreaban una noche en el campo.

Y cuando ha tirado de las canciones veteranas el público, emotivo y entusiasmado, se entregó y coreó con una sola voz, como con 'Papá cuéntame otra vez', entre ese ramillete de canciones que Serrano ha logrado introducir en la memoria de una generación, como 'Atrapados en azul' o 'Tierna y dulce historia de amor'.

Momento emotivo fue cuando habló de los desahucios y dedicó 'La casa y el lobo' a quienes se han organizado para hacerlos frente: "'Y soplarás y soplarás', gritaban todos,/'y no se moverá un tabique de esta casa',/'Y soplaré y soplaré', gritaba el lobo/y toda la calle estallaba en carcajadas".

Y así hasta que mucho más de dos horas después del comienzo, en que llego la despedida con dos bises que al público le supieron a poco.