El Colectivo Azálvaro ha querido restituir la colonia de esta especie, un pequeño halcón amenazado a escala mundial, que tiene en esta zona de pastizales de montaña un hábitat privilegiado.

Esta colonia ha sido seguida durante años por Juan Antonio Fargallo, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y el CSIC, que en temporadas pasadas tiene censadas más de una quincena de parejas, si bien el deterioro de los lugares que les albergaba y la depredación ha reducido su número hasta casi su desaparición.

El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) y el Colectivo Azálvaro, junto al investigador, han instalado 21 nidales tipo tinaja para favorecer la presencia de la especie creando un sustrato de nidificación seguro.

Para ello han contado con la autorización de los propietarios de las infraestructura donde se han situado los nidales, lo que "permitirá incrementar la investigación, la educación ambiental y conservar los valores paisajísticos y biodiversos de este espacio tan singular", ha indicado José Aguilera, del colectivo que lleva el nombre de la zona.

Los pastizales naturales y las prácticas agrícolas, hoy en desuso, y su aprovechamiento silvopastoral tradicional que ha soportado históricamente este valle, "sumado a su variabilidad climática como elemento predominante, ha favorecido la creación de una variada y valiosa comunidad de avifauna ligadas a este pastizal, lo que ha determinado su designación y clasificación con figuras de protección a nivel estatal e inter-estatal".

Incluido como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) bajo la denominación de Campo Azálvaro-Pinares de Peguerinos, e incluida en la Red Natura 2000, es un lugar de cría habitual de cernícalo primilla y donde se registran "importantes concentraciones postnupciales de la especie durante el verano, debido a la abundancia de alimento en esta época".