En una hora y 17 minutos han  culminado el tradicional recorrido de la marcha de Pronisa, en la que participan desde hace cinco años.

Entraron en el Centro Espíritu Santo unidos de la mano y en alto. "Es precioso para ver andando y ver el paisaje", dice Fernández, a quien no le ha dado tiempo a observarlo. Reconoce que es dura la subida por la carretera de Martiherrero, hasta la carretera de La Colilla, pero luego es fácil, "todo bajada", hasta El Fresno y la llegada a la capital.

Un rato antes de la llegada de los corredores, en bicicleta habían alcanzado la meta en 40 minutos Adrián Martín y Adrián González, dos amigos de 14 y 15 años, respectivamente, habituales practicantes de ciclismo. Tras ellos entró Adolfo Pineda, de 25 años, estudiante hondureño de Topografía desde hace tres años en la Escuela Politécnica de la Universidad de Salamanca.

A las 9,07 horas partieron de la plaza del Mercado Chico los más de mil participantes en la XXVII Gran Marcha por la Discapacidad, bajo el lema 'Contigo, derribando barreras', con un cielo nuboso y un tiempo fresco propicio para hacer frente al recorrido.

A partir del mediodía empezó a llegar el grueso de los andarines, convirtiendo el Centro Espíritu Santo en una fiesta. Mediante el patrocinio, los participantes han hecho su aportación a Pronisa y otras organizaciones con las que comparte de la recaudación, a las que destina cada año el 30 por ciento.