Las damas de soledad, de negro, con peineta y mantilla, han acompañado a la imagen desolada de Nuestra Señora de la Soledad, obra de Eduardo Capa y que data de 1958, al año siguiente de crearse la cofradía y la procesión del Sábado Santo.

Junto a las bandas de cornetas y tambores La Oración en el Huerto y la Vera Cruz, y de la Cofradía Penitencial Jesús Atado a la Columna, ambas llegadas desde Medina del Campo (Valladolid), la procesión lleva otro paso, una sencilla cruz desnuda con un sudario en símbolo de la ausencia de Cristo.

Antes de ella, un grupo de niñas, también de negro y mantilla, llevaban bandejas con elementos significativos del este momento de la pasión, como una escalera, un martillo, unos alicates, unos clavos y la corona de espinas.

Siete capuchones morados, cada uno de ellos con un estandarte representando los dolores de María, destacan en un desfile que desde la Parroquia de San Pedro llegó hasta la avenida de Portugal, donde hizo un alto ante el Cristo de los Ajusticiados en la ermita del Humilladero.