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Las campanas de la Catedral doblaron para recibir al cortejo fúnebre, que alcanzó la plaza para recibir el calor de los abulenses a pesar del tiempo desagradable -cinco grados con baja sensación térmica y frío viento- de una jornada nada primaveral. '¡Viva Suárez!' se gritó al unísono por numerosas voces, junto a las de "¡bravo, bravo!".
La comitiva fue recibida por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; y el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, al frente de la corporación municipal.
La Banda de Música Ciudad de Ávila hizo sonar el himno de España cuando agentes de la Policía Local subieron a hombros el féretro, acompañados de otros cuatro policías de gala, de los que dos portaban el collar del Toisón de Oro y el de la Real Orden de Carlos III.
Ovaciones
La comitiva llegó a las 13,50 horas después de que al llegar a la Escuela de Policía se uniese la Policía Local para escoltar el cortejo fúnebre, que fue ovacionado según avanzaba hacia el centro de la ciudad.
Al entrar en la Catedral esperaban el obispo, Jesús García Burillo, y los integrantes del Cabildo Catedralicio, quienes recibieron los restos mortales con una oración, tras lo que se dirigieron al altar mayor, donde medio centenar de sacerdotes y obispos concelebraron las exequias. Entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el cardenal Antonio Cañizares, exobispo de Ávila y confesor de Suárez; y el obispo de Segovia, Ángel Rubio.
Entierro
Al término de la ceremonia, que duró algo más de una hora, tuvo lugar el entierro en el claustro, donde los restos de Suárez se unieron a los de su esposa, Amparo Illana, trasladados a este lugar el lunes desde el convento de Mosén Rubí. Hasta allí acudieron los familiares, los obispos y el Cabildo Catedralicio, junto a Rajoy, Aznar, Herrera y García Nieto.
Cuando la familia Suárez regresó al templo catedralicio, fueron ovacionados entre voces de '¡Viva Suárez!' y '¡Viva España!'. Poco después, pasadas las 15 horas y ya fuera de la Catedral, antes de subirse al coche el hijo de Suárez ha hecho gestos en forma de abrazos al público que se mantenía en la plaza.
Concordia
La lápida lleva en su parte inferior la leyenda 'La concordia fue posible'. Bajo la inscripción 'Excelentísimos señores Duques de Suárez' se encuentran inscritos los datos del matrimonio: Adolfo Suárez González, y los datos de su nacimiento y fallecimiento, 25-11-1932 y 23-03-2014, respectivamente; y Amparo Illana Elortegui, 25-5-1934 y 17-5-2001.
Suárez había mostrado su deseo de ser enterrado en la Catedral poco después de la muerte de su esposa. En su homilía, el obispo dijo que el expresidente "fue un católico en la vida pública".
"Ahora Adolfo Suárez vuelve a casa para reposar junto a quien fue todo en su vida, su esposa Amparo", señaló el obispo.
"Le acogemos en este retorno a su ciudad, a su catedral", inició la homilía. Y continuó: "Salió de aquí después de haber vivido unos años de juventud apasionados. En la época en que llegó a Ávila procedente de Cebreros, era bastante fácil vivir la fe. Su familia, católica practicante, le educó en la fe y en ella vivió. El ambiente, las clases del colegio y del instituto, la sociedad abulense facilitaban al máximo. Como muchos jóvenes, participó en el movimiento juvenil de Acción Católica. Allí acudía a las reuniones de formación, a la santa Misa, y a otras actividades lúdicas".
"Dada su capacidad de liderazgo, un día se dirigió al obispo Don Santos Moro, enterrado en esta catedral, para decirle: ¡hay que renovar la Acción Católica!, y Don Santos le nombró presidente de la asociación. En una campaña dirigida por él para remover la conciencia de los jóvenes, nació 'de jóvenes a jóvenes'. Toda la ciudad se preguntaba qué sería aquello. En el Teatro Principal explicó con otros compañeros sus inquietudes para promover la fe, dando un gran impulso juvenil a la ciudad. En ocasiones dialogaba con Don Baldomero Jiménez Duque, rector del seminario, buscando luz en el sendero de su vida. La encontró en el ejercicio de la política". VER IMÁGENES DE LA DESPEDIDA A ADOLFO SUÁREZ.
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Miguelón | Miércoles, 26 de Marzo de 2014 a las 11:57:03 horas
¿Han visto ustedes cómo se ha echado la gente a la calle con motivo de la muerte del expresidente? Bueno, pues he de decir que da igual que Suárez haya sido el muerto. Si en vez de él hubiese sido un cantante de poca monta, algún tertuliano de los programas de Telecinco o cualquier mindundi que haya aparecido unas cuantas veces en las revistas del cotilleo o en cualquier programa infecto de la telebasura, también habría reaccionado el personal de la misma forma, siempre que... Sí, siempre que todos los medios, sobre todo los que exigen menos esfuerzo seguir (las televisiones, claro), se hubieran dedicado tan carroñeramente a al tema de la muerte del personaje. La necrofilia en España es un hecho; es tan característica de esta tierra como el paro crónico y sempiterno. Bastaría que todas las radios, todos los medios digitales y de papel y todas la televisiones dedicaran a cualquier difunto el mismo tiempo que han dedicado a Suárez para lograr un resultado similar.
Hagamos un experimento. Exhumemos el cadáver de Franco y móntesele una capilla ardiente en el Congreso , y todo ello arropado por el mayor vendaval mediático de elogios, agradecimientos, emotivos recuerdos de sus fieles, reconocimiento de los logros económicos y sociales que se hubieren producido durante el franquismo y, por supuesto, ningún micrófono abierto, ningún centímetro de pael y ninguna cámara de televisión dispuesta a recoger un testimonio antifranquista. Ante una situación así, apuesto el pan de mis hijos a que las calles se vuelven a poblar con las mismas gentes de estos días, pero para nutrir la cola de los que pasarán ante los restos de Franco y hasta soltarán una lágrima.
Insisto: da igual quien se muera; España es así. Los españoles son el pueblo menos informado -por no decir inculto- y con menos mentalidad crítica de Europa. Por eso, cuando le guisan bien un funeral y todo los medios coinciden en hacer panegíricos del finado, el paisanaje es que lo disfruta de verdad. Hagan la prueba con lo de Franco y verán.
Miguelón.
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