La obra, según ha explicado su autor, “invita a reflexionar a los ciudadanos sobre las trabas y los desafíos que existen en la sociedad actual para alcanzar la seguridad alimentaria global y acabar con la desnutrición en el mundo”, algo que considera “una prioridad política y moral y que ve posible con la necesaria implicación internacional”.

Al tiempo que define el hambre como “un drama y una tragedia”, quien fuera ministro de Asuntos Exterior con José Luis Rodríguez Zapatero, también llama la atención en su libro sobre el hecho de que el problema, además de abordarse desde la solidaridad y la justicia, hay que afrontarlo “como un problema de seguridad internacional”, ya que “es motivo de desestabilización en los países a los que afecta”.

Desde su punto de vista, conseguir que el hambre y la pobreza extrema en el mundo resulta aún “una asignatura pendiente”, pues hay millones de personas que mueren de hambre o que sufren las consecuencias de la desnutrición, por lo que ha insistido en defender que “la lucha contra el hambre figure como prioridad en la agenda internacional”.