De la mano de la asociación La Alhóndiga, la cita empezó -el domingo por la tarde- por la plaza del Real, donde se explicó su conformación arquitectónica y los edificios históricos, sin olvidar a los ya desaparecidos y a algunos de los personajes que vivieron en ella, sobre todo a quien ha quedado olvidado, como es el contador mayor Juan Velázquez de Cuellar.

Los participantes aportaron recuerdos y anécdotas vividas por ellos en el entorno de la plaza, a la vez que los palacios que faltan, el convento cisterciense, las monjas, la festividad de la Virgen de las Angustias, el torno del convento al que los niños iban a pedir ‘pan de angelitos’, los jardines, y los domingos por la tarde y los conciertos de la banda de música.

Sor María, hermana del Colegio Amor de Dios, que formó parte del primer grupo de monjas que 1959 iniciaron la andadura del centro educativo al que algunos de los asistentes acudieron, destacó la importancia que tenía para Arévalo el Convento del Real, que, junto a su colegio y a otras instituciones que hubo en la plaza, contribuían  a dar vida a esta zona de la ciudad.

El paseo siguió por la calle Santa María hasta el Palacio del Mayorazgo de los Sedeño o Palacio del Marqués de los Altares, donde dentro se pudieron ver los restos que quedan tras las obras acometidas en los años 80 en un proyecto municipal de escuela taller.

De la calle del Palacio Viejo hasta la de Nicasio Hernández Luquero, antigua calle del Horno, y por ella a la Plaza de la Villa, donde se destacó la falta de vehículos y los edificios que acoge, como la Casa de los Sexmos, la casa del poeta Nicasio Hernández Luquero y el Centro Cultural San Martín.

Tras leer versos de Ricardo Bustillo Martín, Segundo Bragado y de Hernández Luquero, y tomando una foto del grupo en el rincón de la Corraliza, se llegó a San Ignacio de Loyola para observar la entrada del antiguo colegio de los jesuitas y la ruina del edificio y de la iglesia anexa.

La visita siguió por el callejón de los Novillos, bajando por las Escalerillas hasta la calle Entrecastillos, calle de la Casa Blanca y terminando en la placita que se forma delante de la iglesia de San Juan.