En una ceremonia que ha contado con todos los sacerdotes de la diócesis y algunos curas de su país, el primer templo de la ciudad  ha acogido la ordenación de quien llegó a España hace 12 años y guarda un especial recuerdo a Nuestra Señora de la Salud, del Santuario de Vadipatti, en su localidad natal de Madurai.

“La adaptación en España fue difícil”, recuerda ahora, “por el idioma, por la vida, por las comidas…”. De madre católica en un país donde esta religión representa el cinco por ciento, llegó a estudiar a España con los Misioneros del Verbo Divino, pero luego dejó los estudios y tuvo distintas ocupaciones y lugares  de residencia, como tres años trabajando en la Embajada de Italia.

Apartado del camino
“Las dificultades -relata- habían hecho que me apartase un poco del camino, pero siempre tenía esa inquietud, hasta que un jesuita me aconsejó que no dejara de hacer ejercicios y pensase en lo que Dios quería”.

“Este jesuita era amigo de don Jesús [obispo de Ávila] y me presentó ante él como un posible candidato al Seminario. Don Jesús me dijo que la puerta de Avila estaba abierta por si quería entrar. Tras meditarlo un tiempo, vine a verle para decirle que quería seguir adelante con mi vocación”.

No fue ajeno el tirón de la diócesis como cuna de Santa Teresa: “yo quería consagrar mi vida al seguimiento de Jesús en el camino que Dios dispusiera para mí, y me puso en el camino a don Jesús cuando estaba retomando mis estudios”.

Segunda llamada
“Sentí como la segunda llamada de Jesús a Pedro. Había abandonado el camino, y el obispo me llama en ese momento, y quise responder”.

Así llegó a Piedrahíta, donde lleva dos años trabajando en la parroquia, y donde fue ordenado diácono el verano pasado.

La diócesis cuenta en la actualidad con ocho seminaristas y en breve habrá dos ordenaciones de diáconos, cifras más elevadas a las registradas hasta ahora. En los últimos años ha habido casi una ordenación sacerdotal por curso.