“Era un héroe y así nos lo aseguraron” cuando se recuperaron las relaciones diplomáticas de España con Israel, ha explicado Pilar Sanz-Briz en la primera cita de la Semana Internacional de la Cultura Judía, en la que ha destacado la necesidad de conocer hechos históricos como el de su padre para evitar que se repitan, ante el temor a una nueva ola xenófoba en Europa.

En 1942, Ángel Sanz-Briz recibió su segundo destino como responsable de negocios de España en la capital húngara. Cuando observó el trato a los judíos a raíz de la invasión alemana, decidió ayudarles y solicitar permiso a las autoridades húngaras para conceder el salvoconducto a 200 sefardíes de origen español en esa ciudad.

Al final, con tretas, influencia y dinero logra salvan a 5.200 judíos que no eran sefardíes. “En la estación de trenes, con su traductor,  preguntaba si alguien tenía que ver con España y así se ponía también en contacto con los judíos a los que terminó ayudando a escapar del país”, relataba su hija.

No hablaba del tema
Reconoce que “no hablaba mucho del tema”, que su madre no se enteró porque la envió a Madrid cuando estaba embarazada y que sólo conocían “algunas anécdotas” hasta muchos años después.

La hija de ‘El ángel de Budapest’ cree que es “fundamental” conocer la historia de personas como su padre, “no sólo por el acontecimiento y su valentía”, sino por el hecho de dar a conocer a quien “sin decir nada a nadie y sólo por hacer el bien, dieron ejemplo”.

Considera “horrible” el resurgimiento de movimientos antisemitas y xenófobos en algunos países de Europa, a la vez que calificado como “horrible” y “horroroso” que puedan repetirse situaciones así después de conocer lo que ocurrió entonces.

La figura de Ángel Sanz-Briz es una de las que se dan a conocer en la exposición ‘Visados para la libertad’, que puede verse en el Palacio de los Verdugo.